13.6.12

Entre ricos y pobres ¿quién paga la cuenta de una economía verde?

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible (Río+20), cuya reunión preparatoria fue inaugurada en Brasil, hace revivir un viejo debate entre países industrializados y en desarrollo: ¿quién debe financiar los proyectos acordados? Al iniciarse hoy en Río de Janeiro la última ronda de negociación sobre al documento final de la cumbre que reunirá a unos 134 jefes de Estado y de Gobierno entre el 20 y el 22 de junio, el tema volvió a estar sobre la mesa y generó una advertencia del anfitrión de la cita, Brasil. 

En una entrevista exclusiva que publica este miércoles el diario "Valor Económico", el coordinador brasileño de la cumbre, Luiz Alberto Figueiredo, dijo que los países emergentes y en desarrollo no aceptan pagar la factura que, a su juicio, les corresponde a los ricos. 

El embajador argumentó que ello significaría un "retroceso" frente a los acuerdos logrados hace dos décadas en la Cumbre de la Tierra (Río 92), que reconocieron el principio de "responsabilidad común, pero diferenciada" en la protección del medio ambiente y definieron a los países ricos como principales responsables de los problemas. 

"No queremos un retroceso", advirtió el embajador, quien recordó que el compromiso asumido en 1992 por los países ricos de destinar un 0,7 por ciento de su Producto Bruto a la cooperación internacional todavía no ha sido cumplido. 

"Queremos (en Río+20) un resultado que reafirme los compromisos de los países desarrollados... Es cierto que existe un movimiento de algunos países industrializados que consideran que los emergentes deberían jugar un papel más grande en esta área de financiamiento. Pero es importante que se entienda: existe un déficit de financiamiento, que son los compromisos ya asumidos por los desarrollados... Nosotros no entraremos en esa división", advirtió. 

Figueiredo argumentó además que países emergentes, como China, India y Brasil, ya desarrollan "importantes" programas de cooperación con naciones más pobres:

"Esto es muy distinto a aceptar una factura que no es nuestra, un déficit no cumplido por los países ricos". Al iniciarse hoy la ronda decisiva de negociaciones sobre el texto del documento final, el G77, integrado por países en desarrollo y apoyado por China, propuso que los países industrializados aporten 30 000 millones de dólares por año para abastecer un fondo multilateral de financiación de proyectos de desarrollo sostenible. Según Figueiredo, las naciones industrializadas se resisten a aceptar la idea, en parte a raíz de la crisis económico-financiera que enfrentan, y abogan por que las naciones emergentes, como China y Brasil, también se dispongan a realizar aportes para los proyectos. 

"Los donantes tradicionales atraviesan dificultades económico-financieras y se retraen frente al cumplimiento de compromisos ya asumidos en el pasado y tienen dificultad en asumir el mismo tipo de compromisos hacia el futuro. Este es un tema importante, que debe ser resuelto hasta el final de las negociaciones", dijo.