26.7.10

Desigualdad en el vecindario latinoamericano y caribeño

  • La alta desigualdad en América Latina y el Caribe afecta principalmente a las mujeres, indígenas y afrodescendientes.

"Las mujeres reciben un menor salario que los hombres por igual trabajo, tienen mayor presencia en la economía informal y acarrean una doble carga laboral (por el trabajo en el hogar)", explica el Pnud en su 'Informe Regional sobre Desarrollo Humano'.

Las desigualdades asociadas al origen racial y étnico son "notablemente mayores en la población indígena y afrodecendiente" en la región, excepto en Costa Rica y Haití.

"En promedio, el doble de la población indígena y afrodescendiente vive con menos de un dólar por día, respecto a la población eurodescendiente", indica.

En acceso a servicios de infraestructura, el Pnud dice que "si bien existen casos como los de Chile y Costa Rica, donde la diferencia entre el 20 por ciento de la población con mayores ingresos y el 20 por ciento de la población con menores ingresos es baja, persisten casos como los de Perú, Bolivia y Guatemala, que presentan una baja cobertura de estos servicios y grandes brechas entre los dos grupos".


El último informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (En América latina, la desigualdad se hereda de una generación a otra) dice que la desigualdad es “alta, persistente y se reproduce en un contexto de baja movilidad social”. Advierte que cuando indicadores del desarrollo humano se cruzan con los de la desigualdad, aquellos disminuyen entre 6% y 19%. Y que ésta se transmite de generación en generación.


En otras palabras, los frutos del crecimiento económico, comunes en los últimos años en los países más protagónicos de la región, Argentina entre ellos, no están llegando fluidamente a la gente. Políticas acertadas, como la asignación universal por hijo, han sido de reparación y no de promoción social, en palabras de la propia Presidenta. Necesarias y valiosas, pero insuficientes.



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