Ricos y pobres formaron parte de la multitud que hasta la madrugada del martes se extasió con el colosal desfile de "escolas de samba" de Río de Janeiro, aunque se ubicaron en sitios diferentes, comenta una nota periodística de la agencia Reuters.
Para algunos, su lugar estuvo en espléndidos palcos, dotados de comida, bebidas, con servicio de masajes y máscaras de oxígeno, que se encuentran a los lados de la avenida por donde desfilan los grupos carnavalescos.
Para otros, fue en una calle que corre a lo largo de un canal y que ofrece un ventajoso punto de visión de los grupos de samba y carros alegóricos que se preparan para iniciar su pasaje por el "Sambódromo."
La actividad fue intensa en ambos lados. Vendedores ambulantes suministraban cerveza y frituras a la multitud frente al canal, y los otros se reúnen en la altura cerca de las luces que iluminan la avenida.
"Aquí es gratis. Esperé dos horas para conseguir un asiento, pero es una buena vista. Todo lo que necesitamos lo tenemos," dijo Luiz Ricardo, un estudiante de 19 años sentado sobre unas gradas colocadas por la Alcaldía al lado del canal.
Para algunos, su lugar estuvo en espléndidos palcos, dotados de comida, bebidas, con servicio de masajes y máscaras de oxígeno, que se encuentran a los lados de la avenida por donde desfilan los grupos carnavalescos.
Para otros, fue en una calle que corre a lo largo de un canal y que ofrece un ventajoso punto de visión de los grupos de samba y carros alegóricos que se preparan para iniciar su pasaje por el "Sambódromo."
La actividad fue intensa en ambos lados. Vendedores ambulantes suministraban cerveza y frituras a la multitud frente al canal, y los otros se reúnen en la altura cerca de las luces que iluminan la avenida.
"Aquí es gratis. Esperé dos horas para conseguir un asiento, pero es una buena vista. Todo lo que necesitamos lo tenemos," dijo Luiz Ricardo, un estudiante de 19 años sentado sobre unas gradas colocadas por la Alcaldía al lado del canal.
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