9.10.05

El socialismo no es pobreza

· Roy Daza
Con base en el principio que expresa que el Estado dirige al mercado y el mercado a las empresas, en China se ha desplegado una revolución productiva sin precedentes, un crecimiento cuyo porcentaje interanual es del 13 por ciento, desde hace más de diez años, configurándose un nuevo cuadro político y social a lo interno y una situación enteramente nueva, en lo que respecta a su política exterior.

Desde los tiempos de Mao Tse Tung, China emprendió un camino socialista propio, no calcó a los soviéticos y buscó en sus propias peculiaridades, las leyes que rigen el cambio estructural en el país más poblado del planeta (1.300 millones de habitantes).

Ya en 1959, Mao expresaba críticas al curso que seguían los dirigentes del Partido Comunista de la URSS. Decía por entonces el líder chino que los soviéticos "caminaban con una sola pierna" al no saber coordinar el desarrollo de la industria pesada con la industria ligera y la agricultura, así como también, decía que Stalin ponía el acento en los "expertos" y en la planificación, pero no le asignaba igual peso a la participación del pueblo, descuidando el trabajo político e ideológico entre las masas. Los hechos demostrarían, años después, que Mao tenía razón.

Pero fue Deng Xiao Ping, máximo líder del pueblo chino tras la muerte de Mao, quien desarrolla el análisis de una contradicción, la que existe, "entre el escaso desarrollo de las fuerzas productivas y las crecientes demandas materiales básicas de la población" y profundiza sobre el concepto mismo de socialismo, entendido como un largo período histórico de transición.

Con las tesis de Deng Xiao Ping no se restauró el capitalismo si no que se aplicó una nueva relación dialéctica entre los tres tipos de propiedad que existen en China: la propiedad privada, la propiedad estatal y la propiedad colectiva o cooperativa.

Cuando ocupa la máxima jefatura china, Jian Zemín advierte: "es importante desarrollar y consolidar las empresas estatales y otras formas de propiedad pública de la economía y también el rol básico de la propiedad estatal.

Si estos dos elementos se pierden, la construcción del socialismo es imposible".

Veamos algunos datos: En 1978 había 300 mil empresas en China, en 2002, se registran 2 millones 430 mil. Lo que indica que las reformas aplicadas por el alto mando chino alcanzaron un balance dentro de su estrategia socialista, es así como: su economía cuenta con 52,8 por ciento de la participación del Estado, un 38,4 por ciento, del sector privado y de 8,8 por ciento del cooperativo – colectivo.

Según datos aportados por The Economist, la estrategia china permitió que 300 millones de personas salieran de la pobreza entre 1977 y 1997.

El difícil equilibrio chino genera contradicciones sociales importantes, como es el desbalance entre los sectores con mayor capacidad económica y los que menos tienen, por lo tanto, el Partido Comunista de China adoptó un conjunto de resoluciones dirigidas a fortalecer el papel de los sindicatos y de las organizaciones populares, para que ejerzan un contrapeso en la nueva situación, en el entendido de que en la fase primaria del socialismo, la lucha de clases se expresa entre quienes buscan la restauración del capitalismo y quienes buscan el avance del socialismo.

Queda desmentido el discurso que reza que en China se produjo una restauración capitalista, lo que se puede observar a través de los estudios en marcha, es la aplicación de una economía socialista de mercado y de una revolución productiva, sin la cual es imposible pensar en la edificación del socialismo, porque el socialismo no es pobreza, ni se trata de la "administración colectiva de la pobreza" o "igualación por abajo".

La combinación de diversos tipos de propiedad y el impulso estable de la economía es un rasgo sustancial del socialismo, pero la erradicación del capitalismo, sólo es posible, a través de una "reforma moral e intelectual" del pueblo y de que el poder político esté bajo el control democrático del bloque social histórico que se propone el cambio. (Semanálisis, 9-10-2005)

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