El primer ministro chino, Wen Jiabao, aseguró en Pekin que la educación es "una prioridad estratégica", y que las autoridades van a centrarse en mejorar la educación obligatoria en las áreas rurales, con la inversión pública como pilar principal.
A pesar de que la enseñanza pública es gratuita en China durante los nueve años que es obligatoria, las familias tienen que pagar a menudo otros gastos, como el agua, la electricidad o la calefacción, además de los libros de texto y el transporte. El resultado es que en el campo, muchos niños no van a clase por falta de medios. La tasa de asistencia en la etapa obligatoria fue del 90% el año pasado.
Pekín se ha comprometido a proporcionar, a partir de este año, libros gratis y a eximir de cualquier coste a los estudiantes de los condados más pobres. Para 2007, la medida deberá llegar a todas las zonas rurales del país. El presupuesto para educación fue del 3,41% del PIB en 2003.
"El problema en China es que hay una gran diferencia entre las ciudades y las zonas pobres del interior, como la provincia de Gansu, o Tíbet. En las regiones montañosas, muchos niños no pueden seguir la enseñanza secundaria, y algunos ni siquiera la primaria", afirma Ng Homing, profesor en la Facultad de Educación de la Universidad de Hong Kong.
Wen también asegura que el Gobierno seguirá impulsando la educación privada, que normalizará los sistemas de tarificación y reforzará la supervisión. Las irregularidades en la admisión de estudiantes, las protestas por el precio de las matrículas y la baja calidad de las clases son frecuentes en la enseñanza privada.
23.1.06
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