-- Plan "Progresemos" comenzó apoyando a treinta familias de Petare y Mariches
En el sector Villa Esperanza del Winche, parroquia Petare, todos son pobres, pero la propia comunidad sabe distinguir cuáles son los habitantes más vulnerables. A este grupo va dirigido el programa social "Progresemos", con el cual la Alcaldía de Sucre comenzó un diagnóstico de las familias del municipio que viven en situación de pobreza extrema. A la fecha están apoyando a 30 familias de Petare y Mariches y para finales de diciembre pretenden llegar a las 50.
Para iniciar el estudio los miembros de Fundasucre, ente a cargo del programa, hicieron una caracterización de cinco tipos de familias. Pero cuando llegan a las casas la realidad siempre los sorprende.
"Algunos grupos familiares no cuadran en ninguno de los cinco perfiles", comenta José Pacheco, quien integra el equipo que visita las viviendas que albergan las situaciones más dramáticas de Sucre.
Como la de Douglas Rodríguez, quien vive con sus tres hijas, a las que ni siquiera ha presentado en el registro civil,y que no conocen la escuela. "En este caso él no ha logrado ni autoconstruirse una casa", dice José Luis López, presidente de FundaSucre. Viven debajo de un conjunto de escombros.
Cada historia es diferente, pero siempre toca los extremos. Visitaron una familia de 21 miembros donde solo trabaja la abuela y otra, donde el jefe del hogar es un niño de 9 años que, montado sobre una perola de manteca para alcanzar el fogón, le prepara el almuerzo a su hermana de 3 años. La madre de ambos está postrada en una cama. Los que viven en pobreza extrema, en la mayoría de los casos, tienen un integrante de la familia con alguna discapacidad o padeciendo una enfermedad crónica.
En la casa de los esposos Rondón León, ubicada en el sector Turumo de Caucagüita, su hijo mayor, Charvel, de 15 años, es epiléptico y para evitar convulsiones depende de un medicamento que cuesta BsF 522 y que le dura ocho días. Su hermana Chantal (8) padece del síndrome de Rett, una enfermedad degenerativa que lleva a una regresión en el desarrollo y que implica un tratamiento costoso en medicinas y alimentación.
Cuando el equipo de "Progresemos" llegó a esta casa, Keny León, madre de los niños, los escuchó con escepticismo. "Aquí han venido tantas veces a ofrecer ayuda, pero siempre son apoyos aislados". Ahora León agradece el contacto directo, que se hayan comprometido con la historia de su familia y elaborado un diagnóstico para apoyarlos en los aspectos que pueden mejorar su calidad de vida. Valora, sobre todo, la comunicación constante y oportuna, principalmente a través de mensajitos de texto.
"Me escriben para contarme que el hijo está hospitalizado, para preguntar dónde pueden hacerse unos exámenes más económicos o para decirme que su hija de 12 años se graduó de sexto grado con uno de los mejores promedios", comenta Daysi Ortega, coordinadora del programa "Progresemos".
La Alcaldía de Sucre se comprometió a costear los medicamentos de los hijos de Keny y la está ayudando a hacer más rentable el pequeño negocio de peluquería que funciona en casa. "No se trata de un programa asistencialista. De la pobreza extrema no se sale con un plan masivo de distribución de comida, dinero o materiales de construcción", dice Ortega.
Yesenia Pinto (25) vive con sus cinco hijos en una vivienda que no tiene tuberías de aguas negras en el barrio El Progreso. Ella recibirá apoyo con la compra de materiales para que pueda trabajar arreglando uñas desde su casa.
Juan Peña Gómez es un caso extraordinario en El Winche. Logró finalizar el bachillerato. En este caso "Progresemos", logró que la Universidad Monteávila lo becara para estudiar administración.
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