La etapa más fructífera para la economía mundial en tres décadas y media puede estar tocando a su fin.
Crisis crediticia, crudo y amenaza de recesión en EEUU pueden llevar el PIB a crecer menos del 4%.
El mundo lleva cuatro años seguidos creciendo alrededor del 5% anual, con la ventaja reciente de que mejoran todas las grandes zonas del planeta, pero parece improbable que pueda seguir haciéndolo.
Habría que remontarse hasta principios de la década de los 70 para encontrar un periodo de crecimiento con niveles más altos que el actual. Aquel remanso se truncó bruscamente en 1973, cuando los productores de petróleo dieron entonces un golpe de mano y dispararon la cotización.
La crisis de confianza y el encarecimiento de las materias primas llevaron a una fase de estanflación (inflación sin crecimiento económico) que puso en cuestión el modelo keynesiano.
Tras una etapa de ajuste caracterizada por el resurgir del modelo liberal y la caída del comunismo, el nombre que mejor puede definir la economía reinante en el mundo actual es globalización. La creación de la Organización Mundial del Comercio han llevado a un progresivo desarme arancelario, al que la inconclusa ronda de Doha pretende dar otro empujón, según analiza CincoDías esta semana..
Las recetas de estabilidad fiscal han llevado a economías más sanas en la mayor parte del planeta, en la que quedan lejos los antaño habituales niveles de inflación de dos dígitos. Sin embargo, hay motivos para la preocupación. La previsión de octubre del Fondo Monetario Internacional calculaba un alza del PIB mundial del 4,8% para este año, pero el propio organismo no descarta revisarla este mes, una vez que los hechos la han probado anticuada.
El organismo estimaba un crecimiento del 1,9% para Estados Unidos, una cifra en la que ya casi nadie cree. La semana pasada, entidades como Goldman Sachs,Merrill Lynch o el Foro de Davos apuntaron abiertamente a la posibilidad de recesión, que implica dos trimestres seguidos con crecimiento negativo.
Mientras, en la zona euro empiezan a acumularse las dudas, con la producción industrial retrocediendo a la vez en Alemania, Francia y España. ¿Los motivos? En el ámbito interno estadounidense, la crisis de las hipotecas subprime, que estalló el verano pasado, ha desencadenado restricciones de crédito que no ayudan a la economía.
Estos ingredientes puede llevar a ese país a una recesión que, irremediablemente, se dejaría notar en las economías emergentes (que tienen en EE UU su mayor cliente) y, desde luego, en Europa, también afectada por la crisis de confianza en los mercados crediticios. A todo ello hay que añadir otra amenaza global: la escalada del petróleo.
Sin un comienzo tan claro como el de 1973, la cotización del crudo ha vuelto a dispararse en los últimos años, levando el barril de oro negro a los 100 dólares y a rozar máximos históricos incluso una vez descontada la inflación. Parte de la explicación se encuentra en la avidez de energía por parte de los nuevos protagonistas económicos mundiales, capitaneados por China e India, aunque la pura especulación mercantil también incide de forma notable.
La buena noticia, a diferencia de hace 30 años, es que las economías desarrolladas son mucho más eficientes y han demostrado estar mejor preparadas para aguantar las punzadas del petróleo. Aun así, los niveles superiores a 90 dólares (un 50% más que 12 meses atrás) han llevado la inflación de diciembre a niveles preocupantes a ambos lados del Atlántico Norte. Pero eso no es todo: al margen de la inflación, el crudo también repercute sobre el crecimiento y lo hace de forma notable.
Según cálculos del FMI, un alza e 10 dólares por barril recorta dos décimas al PIB. El entorno internacional supone así una fuente de preocupaciones para Europa, recién salida de la crisis en la que penaba desde comienzos de década. La zona euro mantiene un ritmo de crecimiento suave, pero considerable si se echa la vista hacia los últimos años (2,7%, en el último trimestre). Sin embargo, la escalada del petróleo y los alimentos ha llevado la inflación hasta el 3,1%.
Un nivel desconocido desde hace seis años y medio, que supone un escollo para que el Banco Central Europeo pueda echar una mano —vía reducción de tipos de interés— a la vista de las dudas desatadas a nivel global.
Por lo que se sabe, las locomotoras emergentes sí seguirán aportando su parte al crecimiento mundial. Ya lo hicieron el año pasado, en el que China se convirtió en el primer contribuyente absoluto al crecimiento económico mundial. Es más: sólo entre ese país, India y Rusia aportaron la mitad del alza del PIB global. Pero ni siquiera los emergentes están exentos de riesgos: el FMI estima que las turbulencias financieras podrían cortar los flujos de fondos hacia algunos países con grandes déficits corrientes, y crearles así problemas internos.
El organismo calcula alzas del 10% y el 8,4% para China e India, cifras que, con ser admirables, suponen ligeros retrocesos respecto a 2007. África, el eterno olvidado de la economía mundial, aceleraría casi un punto según las estimaciones del FMI, para situarse en el 6,5%, aunque su contribución al crecimiento mundial seguirá siendo testimonial, dados los niveles ínfimos de los que parte.
Con estos datos a la vista, incluso el Banco Mundial, entidad hermana del FMI, ha limitado su previsión para 2008 al 3,3% en el conjunto del globo, que se repartiría entre un 7,1% en los países en desarrollo y un 2,2% en los más ricos. Si se confirma, un frenazo para la economía del mundo.
Estados Unidos: un consumo a la baja eleva la posibilidad de recesión
¿Qué tiene en la cartera? Pregunta Capital One en sus anuncios de EE UU. La propia emisora de tarjetas de crédito lo respondió el jueves cuando revisó a la baja sus previsiones de cierre de 2007, informa Ana B. Nieto al mismo medio madrileño. Como otras financieras dijo que sus problemas derivan de un aumento de morosidad y créditos incobrables.
En su cartera, los consumidores, que son el motor de la economía, tienen poca liquidez y pocos ahorros, el valor de sus casas está cayendo y tienen crecientes problemas para hacer frente a su deuda. En este escenario, la gran temporada de compras, noviembre y diciembre, se ha saldado con caída de ventas en los comercios salvo en los de descuento como Wal Mart.
En conjunto las ventas han crecido al ritmo más bajo desde 2002. Hasta Tiffany y American Express, con clientes de más recursos, ven a la baja sus negocios. Los economistas esperan que el PIB de EE UU crezca por debajo del 2% hasta junio debido a la crisis financiera y de la vivienda.Las dificultades crediticias, que agobian a consumidores y banca, dilatan la salida de la crisis de la vivienda y no se espera tocar suelo pronto.
La recesión de la construcción, que empezó hace 14 meses, puede extenderse hasta 2009 y las previsiones no sólo no descartan un contagio a otros sectores sino que el consenso de los analistas apunta a un 42% de posibilidades de recesión.
La brusca subida del desempleo en diciembre, del 4,7% al 5%, es para Goldman Sachs señal de este periodo de crecimiento negativo. El único respiro llega de las exportaciones gracias al dólar barato. El presidente de la Fed, Ben Bernanke, ha admitido que los riesgos al crecimiento han aumentado y ha señalado su disposición bajar tipos.
Del 4,25% actual se podría llegar al 3%, según muchos economistas. El efecto de los recortes no llega a medio plazo y la Administración trabaja en programas de estímulo que animen la cartera de las clases medias.
En tanto en China continúa el dinamismo con alta inflación
China, a la cabeza de los países emergentes seguirá con un crecimiento robusto este año, por encima del 10% pero no exento de problemas como la alta inflación generada (por encima del 6%), precisamente por su gran dinamismo. El gobierno de Pekín está tratando de enfriar la economía sobrecalentada con medidas como la subida de tipos de interés.
De esta forma, el crecimiento del crédito y del circulante monetario se ha desacelerado fuertemente en diciembre.Otro asunto importante es el tipo de cambio, con un yuan demasiado barato, a juzgar por las quejas occidentales. De esta forma, el superávit comercial continúa cosechando récords consecutivos. En 2007 ha llegado a u$s 270.000 millones, un 48% más que el año anterior.
Crisis crediticia, crudo y amenaza de recesión en EEUU pueden llevar el PIB a crecer menos del 4%.
El mundo lleva cuatro años seguidos creciendo alrededor del 5% anual, con la ventaja reciente de que mejoran todas las grandes zonas del planeta, pero parece improbable que pueda seguir haciéndolo.
Habría que remontarse hasta principios de la década de los 70 para encontrar un periodo de crecimiento con niveles más altos que el actual. Aquel remanso se truncó bruscamente en 1973, cuando los productores de petróleo dieron entonces un golpe de mano y dispararon la cotización.
La crisis de confianza y el encarecimiento de las materias primas llevaron a una fase de estanflación (inflación sin crecimiento económico) que puso en cuestión el modelo keynesiano.
Tras una etapa de ajuste caracterizada por el resurgir del modelo liberal y la caída del comunismo, el nombre que mejor puede definir la economía reinante en el mundo actual es globalización. La creación de la Organización Mundial del Comercio han llevado a un progresivo desarme arancelario, al que la inconclusa ronda de Doha pretende dar otro empujón, según analiza CincoDías esta semana..
Las recetas de estabilidad fiscal han llevado a economías más sanas en la mayor parte del planeta, en la que quedan lejos los antaño habituales niveles de inflación de dos dígitos. Sin embargo, hay motivos para la preocupación. La previsión de octubre del Fondo Monetario Internacional calculaba un alza del PIB mundial del 4,8% para este año, pero el propio organismo no descarta revisarla este mes, una vez que los hechos la han probado anticuada.
El organismo estimaba un crecimiento del 1,9% para Estados Unidos, una cifra en la que ya casi nadie cree. La semana pasada, entidades como Goldman Sachs,Merrill Lynch o el Foro de Davos apuntaron abiertamente a la posibilidad de recesión, que implica dos trimestres seguidos con crecimiento negativo.
Mientras, en la zona euro empiezan a acumularse las dudas, con la producción industrial retrocediendo a la vez en Alemania, Francia y España. ¿Los motivos? En el ámbito interno estadounidense, la crisis de las hipotecas subprime, que estalló el verano pasado, ha desencadenado restricciones de crédito que no ayudan a la economía.
Estos ingredientes puede llevar a ese país a una recesión que, irremediablemente, se dejaría notar en las economías emergentes (que tienen en EE UU su mayor cliente) y, desde luego, en Europa, también afectada por la crisis de confianza en los mercados crediticios. A todo ello hay que añadir otra amenaza global: la escalada del petróleo.
Sin un comienzo tan claro como el de 1973, la cotización del crudo ha vuelto a dispararse en los últimos años, levando el barril de oro negro a los 100 dólares y a rozar máximos históricos incluso una vez descontada la inflación. Parte de la explicación se encuentra en la avidez de energía por parte de los nuevos protagonistas económicos mundiales, capitaneados por China e India, aunque la pura especulación mercantil también incide de forma notable.
La buena noticia, a diferencia de hace 30 años, es que las economías desarrolladas son mucho más eficientes y han demostrado estar mejor preparadas para aguantar las punzadas del petróleo. Aun así, los niveles superiores a 90 dólares (un 50% más que 12 meses atrás) han llevado la inflación de diciembre a niveles preocupantes a ambos lados del Atlántico Norte. Pero eso no es todo: al margen de la inflación, el crudo también repercute sobre el crecimiento y lo hace de forma notable.
Según cálculos del FMI, un alza e 10 dólares por barril recorta dos décimas al PIB. El entorno internacional supone así una fuente de preocupaciones para Europa, recién salida de la crisis en la que penaba desde comienzos de década. La zona euro mantiene un ritmo de crecimiento suave, pero considerable si se echa la vista hacia los últimos años (2,7%, en el último trimestre). Sin embargo, la escalada del petróleo y los alimentos ha llevado la inflación hasta el 3,1%.
Un nivel desconocido desde hace seis años y medio, que supone un escollo para que el Banco Central Europeo pueda echar una mano —vía reducción de tipos de interés— a la vista de las dudas desatadas a nivel global.
Por lo que se sabe, las locomotoras emergentes sí seguirán aportando su parte al crecimiento mundial. Ya lo hicieron el año pasado, en el que China se convirtió en el primer contribuyente absoluto al crecimiento económico mundial. Es más: sólo entre ese país, India y Rusia aportaron la mitad del alza del PIB global. Pero ni siquiera los emergentes están exentos de riesgos: el FMI estima que las turbulencias financieras podrían cortar los flujos de fondos hacia algunos países con grandes déficits corrientes, y crearles así problemas internos.
El organismo calcula alzas del 10% y el 8,4% para China e India, cifras que, con ser admirables, suponen ligeros retrocesos respecto a 2007. África, el eterno olvidado de la economía mundial, aceleraría casi un punto según las estimaciones del FMI, para situarse en el 6,5%, aunque su contribución al crecimiento mundial seguirá siendo testimonial, dados los niveles ínfimos de los que parte.
Con estos datos a la vista, incluso el Banco Mundial, entidad hermana del FMI, ha limitado su previsión para 2008 al 3,3% en el conjunto del globo, que se repartiría entre un 7,1% en los países en desarrollo y un 2,2% en los más ricos. Si se confirma, un frenazo para la economía del mundo.
Estados Unidos: un consumo a la baja eleva la posibilidad de recesión
¿Qué tiene en la cartera? Pregunta Capital One en sus anuncios de EE UU. La propia emisora de tarjetas de crédito lo respondió el jueves cuando revisó a la baja sus previsiones de cierre de 2007, informa Ana B. Nieto al mismo medio madrileño. Como otras financieras dijo que sus problemas derivan de un aumento de morosidad y créditos incobrables.
En su cartera, los consumidores, que son el motor de la economía, tienen poca liquidez y pocos ahorros, el valor de sus casas está cayendo y tienen crecientes problemas para hacer frente a su deuda. En este escenario, la gran temporada de compras, noviembre y diciembre, se ha saldado con caída de ventas en los comercios salvo en los de descuento como Wal Mart.
En conjunto las ventas han crecido al ritmo más bajo desde 2002. Hasta Tiffany y American Express, con clientes de más recursos, ven a la baja sus negocios. Los economistas esperan que el PIB de EE UU crezca por debajo del 2% hasta junio debido a la crisis financiera y de la vivienda.Las dificultades crediticias, que agobian a consumidores y banca, dilatan la salida de la crisis de la vivienda y no se espera tocar suelo pronto.
La recesión de la construcción, que empezó hace 14 meses, puede extenderse hasta 2009 y las previsiones no sólo no descartan un contagio a otros sectores sino que el consenso de los analistas apunta a un 42% de posibilidades de recesión.
La brusca subida del desempleo en diciembre, del 4,7% al 5%, es para Goldman Sachs señal de este periodo de crecimiento negativo. El único respiro llega de las exportaciones gracias al dólar barato. El presidente de la Fed, Ben Bernanke, ha admitido que los riesgos al crecimiento han aumentado y ha señalado su disposición bajar tipos.
Del 4,25% actual se podría llegar al 3%, según muchos economistas. El efecto de los recortes no llega a medio plazo y la Administración trabaja en programas de estímulo que animen la cartera de las clases medias.
En tanto en China continúa el dinamismo con alta inflación
China, a la cabeza de los países emergentes seguirá con un crecimiento robusto este año, por encima del 10% pero no exento de problemas como la alta inflación generada (por encima del 6%), precisamente por su gran dinamismo. El gobierno de Pekín está tratando de enfriar la economía sobrecalentada con medidas como la subida de tipos de interés.
De esta forma, el crecimiento del crédito y del circulante monetario se ha desacelerado fuertemente en diciembre.Otro asunto importante es el tipo de cambio, con un yuan demasiado barato, a juzgar por las quejas occidentales. De esta forma, el superávit comercial continúa cosechando récords consecutivos. En 2007 ha llegado a u$s 270.000 millones, un 48% más que el año anterior.
Vía: Infobae
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