Uno de los resultados más impresionantes de la "globalización", mal que le pese a sus detractores, es la notable reducción de la pobreza en el mundo en desarrollo. Las Naciones Unidas y el Banco Mundial coinciden en que la cantidad de personas que viven en extrema pobreza -considerada como un ingreso de un dólar diario ajustado- ha bajado desde 1981 a 2001 del 40 al 21 % de la población.
Este notable descenso significa, nada menos, que no obstante el aumento de población, hay actualmente 400 millones de seres humanos que se han liberado de la extrema pobreza. El economista catalán Xavier Salai Martí, Profesor de la Univeridad de Columbia y experto en el tema, difiere con esas cifras para señalar que la reducción de la pobreza operada en el mundo desde 1970 es todavía más llamativa.
Analizando en detalle, es fácil verificar que esta reducción se ha producido más rápida y profundamente en aquellas economías que más se han globalizado, es decir, que se han abierto e integrado a los mercados. Desde luego, China e India lideran el proceso, con sus importantes reformas económicas liberalizadoras, seguidas por otros países de Asia, Africa del Norte y Europa de Este. Por ejemplo en China, bajó la proporción de personas que viven en situación de extrema pobreza , del 61% (1981) al 17% (2001). Algo similar ocurre en la India. Para demostrar los procesos de apertura que tiene lugar en estos dos países basta con mencionar que China redujo sus aranceles del 43 al 18% entre 1991 y 1997; en igual lapso India hizo lo propio del 82 al 30%.
No es descabellado entonces, afirmar que como nunca antes, la globalización esta pulverizando la pobreza en regiones importantísimas del mundo. Y abriendo, de paso, a países pobres y a seres humanos marginados la posibilidad de integrarse al mundo del consumo y del intercambio.
Sin embargo, esto no es general. A la ya tradicional pobreza crónica del Africa Sub-sahariana se suma ahora América Latina, que no ha conseguido reducir la pobreza extrema; por el contrario, de a momentos hasta aumenta. Efectivamente, en el período considerado, el número de pobres en América latina pasó de 99 millones ( 1981) a 128 millones (2001); es cierto que el mayor deterioro se dio en la llamada "década perdida" de los 80, pero el resultado de los 90 es igualmente desmoralizante.
¿Por qué no baja la pobreza en América Latina?
La respuesta debe buscarse en la incapacidad de nuestros gobiernos (con excepciones, como Chile) para aprovechar las enormes posibilidades de desarrollo que ofrece el mundo global. Tras los frustrantes 80, las reformas "neoliberales" de los 90 tuvieron finalmente poco o nada de liberales y mucho de mercantilistas: privatizaciones monopólicas, aperturas amañadas, aumentos de los gastos públicos, clientelismo y corrupción fueron la constante de ese período que dejó a América latina, con matices, casi en el punto de partida. Una de las regiones económicamente más cerradas del orbe y con vastos sectores de la población impedidos de acceder a los mercados y sumidos en la pobreza.
Y como recurrentemente ocurre en nuestra tierras, un equivocado diagnóstico nos lleva a ver soluciones a estos problemas en las misma políticas que los causaron, y a imaginar opciones en liderazgos populistas y nacionalistas tan conocidos como fracasados. Sería, en cambio, un buen ejercicio observar algunos indicadores para entender realmente por qué no baja la pobreza en América Latina. Los ejemplos abundan: los dos Indices de Libertad Económica ( elaborados respectivamente por Heritage Foundation de EEUU y el Frazer Institute de Canada) muestran no solamente que la región es la más atrasada en el proceso de apertura y de reformas pro mercado -comparadas, por ejemplo, con Asia y Europa del Este- sino también que en los últimos años el grueso de los países latinoaméricanos han perdido pocisiones en esos indicadores. Sólo Chile ocupa un lugar destacado entre los "top 20" y ningún país latinoamericano se ubica en los primeros 20 lugares del Indice de Globalización, que mide la integración de los países en la economía mundial.
Haciendo Negocios...con dificultades
Tal vez más impactante aún sea el resultado del estudio "Doing Business" del Banco Mundial, que mide los pasos necesarios para iniciar un emprendimiento, un pequeño comercio o un negocio, y que refiere por tanto a los sectores más desguarnecidos de la sociedad. Pues bien, este estudio arroja como resultado que América Latina es -otra vez junto a África- la región del planeta es donde es más difícil y engorroso emprender un negocio: así ejemplo mientras que en Europa se requieren nueve trámites que duran 36 días, y en los países más desarrollados de la OECD -como Australia- se necesitan 6,5 trámites que abracan 20 días, en nuestro subcontinente "abrir" un pequeño negocio requiere 11,4 trámites y 63 días. Los ejemplos al respecto abundan en este documentado estudio.
Sería bueno que los latinoamericanos -en especial nuestros lideres- miraran con atención estos indicadores y no volviéramos a equivocar el diagnóstico. Tal vez así, dentro de algunos años, podremos sumarnos a las tantas naciones del orbe que, gracias a al globalización, derrotan a la pobreza.
Gerardo Bongiovanni es Presidente de la Fundación Libertad.
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