La Organización Mundial de la salud a través de su Director General Adjunto Keiji Fukuda y de su portavoz, Gregory Hartl, anunciaron que la gripe porcina puede derivar en pandemia. En realidad no hacía falta que hicieran éste anuncio formal, porque es evidente que en pleno siglo XXI "la gente viaja de un lugar a otro y puede llevar consigo el maldito virus".
La prueba está en que hay afectados no solo en México, de donde parece que ha brotado éste virus, sino que se ha expandido hasta España, Israel, Nueva Zelanda, Reino Unido y otros países, entre ellos la pobre Guatemala.
Una pandemia puede comenzar de manera suave y terminar provocando una catástrofe como sucedió con las pandemias de la española de 1918, la de la gripe asiática de 1957 y la de Hong Kong de 1968. Estas tres gripes dejaron millones de muertos, a diferencia de la gripe aviar del año 2003 que aunque afectó a más de 15 países, contagió a más de 400 personas y provocó cerca de trescientos muertos. Bien es verdad que hoy se está en mejores condiciones de hacer frente a una pandemia de la gripe habida cuenta de lo mucho que ha avanzado en el campo de la investigación y aunque no hay ninguna vacuna si hay medicamentos antivíricos que están demostrando ser eficaces.
Pero una vez más las diferencias entre países ricos y países pobres pueden suponer la vida o la muerte a la hora de sobrevivir a ésta gripe.
En los países ricos y desarrollados, hay suficientes medicamentos antivíricos para hacer frente a la pandemia, mientras que el gran desafío es lograr que esos medicamentos lleguen también a los países pobres afectados por la gripe.
Ese es el reto al que debe de enfrentarse la Organización Mundial de la Salud, pero además subrayo que resolver esta situación irritante también es responsabilidad de los países ricos, y no solo por solidaridad, que ya sería causa suficiente, sino por interés, porque los virus no saben de fronteras ni de ricos ni pobres.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario