Aparecen los primeros signos de socialismo. El venezolano ataca con todo al asqueroso imperio
Muy preocupantes los signos de comunismo que comienzan a aparecer en la sociedad venezolana. La ejecución de líneas castristas y el incesante adoctrinamiento, poco a poco, ha convertido a un ciudadano pacífico, bromista y despreocupado en un frenético acaparador de cuanta cosa esté a la venta.
La intención está clara. Llevar adelante los principios fundamentales del Socialismo del Siglo XXI implica la desaparición del mercado de todos esos productos pecaminosos, engendros maléficos del capitalismo salvaje. Y, no faltaba más, sin recibir una orden expresa del Partido Único, allá van los compatriotas revolucionarios contra vitrinas, probadores y mostradores.
La consigna es irreductible: lo que no puedas destruir ¡cómpralo!
No hay cupos para volar al exterior, tampoco hacia el interior. Los pasajes para viajar en autobús, carritos o camioneticas volaron, a pesar del descomunal aumento de precio producto de la especulación. Las tallas S y M no se consiguen ni en las fábricas chinas. Quedan algunos zapatos deportivos importados, pero desde el número 48 en adelante. Es imposible meterse un churrasco en un restaurante al menos hasta febrero.
Por un carro de precio decente debe esperar un año o, como es natural, aplicar el viejo principio revolucionario que consiste en engrasar alguna parte clave del mecanismo de asignación. Para vehículos importados y de alto vuelo la espera es menor, pero ya esto es juego de grandes ligas, funcionarios públicos o amigos del régimen.
Los hoteles, y no precisamente las posadas endógenas, están abarrotados. Apenas se fueron los observadores internacionales las fuerzas revolucionarias tomaron por asalto a las perversas redes de alojamiento capitalista. Miles de sofisticados equipos de sonido han sido debidamente expropiados, previo pago con asqueroso plástico bancario. Paquetes completos de cesta ticket se han convertido en Ipod o peroles electrónicos.
Nunca como ahora el socialismo se había metido tanto en la cabeza de los venezolanos, quienes con firmeza anticapitalista, le dan una bofetada al imperio contaminante. Caña criolla, whisky 12 y 18 años, vinos y cualquier clase de bebidas alcohólicas provenientes de temibles lugares dedicados a corromper el espíritu, se han bajado por estos días. ¡Y los que faltan! La única manera conocida de acabar con estos productos satánicos es bebiéndoselos. Así se hace, camaradas.
La gran industria de la moda también ha llevado lo suyo. Armani, Domínguez, Herrera, Voiton, Dolce & Gabbana, De la Renta, Zegna y demás próceres del consumo alienante, han visto aterrorizados como sus piezas pasan a manos de los más agresivos combatientes revolucionarios.
Ahora sí es verdad. Este horripilante comunismo nos está matando.
Feliz Navidad, compatriotas.
Elides J. Rojas / El Universal
erojas@eluniversal.com
27.12.06
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1 comentario:
Como ya dije anteriormente: Es risible pensar que en Venezuela se vive un Castro-comunismo.
Pero el sarcasmo del comentarista expone una duplicidad entre los que apoyan el proceso del Presidente Chavez.
Por un lado, el consumo es progreso y la economia esta fuerte. No importa que sea unica y exclusivamente gracias a la renta petrolera y no a la inversion real. Lo que importa es que es un logro del oficialismo - que no ha atacado el estilo de vida de los "escualidos" que disfrutan comprando.
Pero por otro, muestra como los ideologos que atacan el consumismo y promueven el socialismo han fracasado y no han calado en la mentalidad del venezolano. Porque los centros comerciales, consecionarios y restaurantes estan atiborrados de gente de todas las toldas politicas.
Te invito a que visites mi blog.
Un saludo,
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