Examina las ideas de Kenen, y las ideas posteriores de Schmidt de que los avances técnicos permitirían que las cinco autoridades que emiten las monedas en las que se pagan las transacciones apliquen este impuesto en forma eficiente.
Destaca la creación del CLS Bank y la propuesta de limitar este impuesto a las transacciones cambiarias que se realizan por medio de ese banco, aunque sostiene que esto puede ofrecer riesgos.
También menciona la propuesta de Spahn de aplicar un impuesto dentro de determinados límites geográficos, pero señala que esto no sería ventajoso si el propósito es recaudar ingresos tributarios.
Concluye que sería factible aplicar un impuesto de un punto base sobre las transacciones cambiarias y recaudar alrededor de 20.000 millones de dólares al año.
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