Alfonso Armada |ABC
«El siglo XXI amenaza con disparar las desigualdades entre ricos y pobres» es no sólo un titular de impacto, sino la conclusión más descorazonadora del informe elaborado por Oxfam Internacional y escrito por Duncan Green.
A pesar de que, como se ha dicho más de una vez, hay recursos para todos, mil millones de almas subsisten cada día con un 4 por ciento de la riqueza global, no en vano los ingresos de las 500 personas más ricas del mundo son superiores a los ingresos de los 416 millones más pobres.
La economía global produce cada año cerca de 9.550 millones de dólares en bienes y servicios per cápita, 25 veces más de los 365 dólares que definen la pobreza extrema en la que sobreviven mil millones de seres. Valga para hacer más visibles los desniveles un dato extraído de «Hierba alta. Historias de paz y sufrimiento en el norte de Uganda», el libro que acaba de publicar José Carlos Rodríguez Soto con Mundo Negro.
El precio de un derribo
En 120 millones de dólares evaluó en noviembre de 2003 Jan Egeland, subsecretario de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, el coste de garantizar un mínimo de asistencia a los dos millones de desplazados en el norte de Uganda por las acciones del Ejército de Resistencia del Señor. Ese mismo año, un mes antes, Rodríguez Soto había sido invitado a dar unas charlas en la Universidad de Connecticut, Estados Unidos. El campus estaba en obras y preguntó por el presupuesto para tirar y rehacer un «viejo» edificio de 30 años: 120 millones de dólares.
Duncan Green asegura que «el incesante incremento de los precios de los alimentos y de los carburantes está marcando una nueva era de escasez. A menos que actuemos rápidamente, la brecha entre los «que tienen» y los «que no tienen» crecerá sin control, exacerbando las desigualdades existentes y condenando a millones de personas más a la pobreza».
Para Gonzalo Fanjul, director de investigaciones de Intermón Oxfam, «ahora está más claro que nunca que la única forma de acabar con las flagrantes desigualdades que han condenado a la miseria a más de mil millones de personas es a través de una redistribución profunda de poder, bienes y oportunidades».
A pesar de que, como se ha dicho más de una vez, hay recursos para todos, mil millones de almas subsisten cada día con un 4 por ciento de la riqueza global, no en vano los ingresos de las 500 personas más ricas del mundo son superiores a los ingresos de los 416 millones más pobres.
La economía global produce cada año cerca de 9.550 millones de dólares en bienes y servicios per cápita, 25 veces más de los 365 dólares que definen la pobreza extrema en la que sobreviven mil millones de seres. Valga para hacer más visibles los desniveles un dato extraído de «Hierba alta. Historias de paz y sufrimiento en el norte de Uganda», el libro que acaba de publicar José Carlos Rodríguez Soto con Mundo Negro.
El precio de un derribo
En 120 millones de dólares evaluó en noviembre de 2003 Jan Egeland, subsecretario de Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios, el coste de garantizar un mínimo de asistencia a los dos millones de desplazados en el norte de Uganda por las acciones del Ejército de Resistencia del Señor. Ese mismo año, un mes antes, Rodríguez Soto había sido invitado a dar unas charlas en la Universidad de Connecticut, Estados Unidos. El campus estaba en obras y preguntó por el presupuesto para tirar y rehacer un «viejo» edificio de 30 años: 120 millones de dólares.
Duncan Green asegura que «el incesante incremento de los precios de los alimentos y de los carburantes está marcando una nueva era de escasez. A menos que actuemos rápidamente, la brecha entre los «que tienen» y los «que no tienen» crecerá sin control, exacerbando las desigualdades existentes y condenando a millones de personas más a la pobreza».
Para Gonzalo Fanjul, director de investigaciones de Intermón Oxfam, «ahora está más claro que nunca que la única forma de acabar con las flagrantes desigualdades que han condenado a la miseria a más de mil millones de personas es a través de una redistribución profunda de poder, bienes y oportunidades».
Fuente: Abc
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