Rafael Rojas
El País
En enero, Cuba festejará los 50 años del triunfo de una revolución que se propuso cambiar ese pequeño país del Caribe. La mayoría de los revolucionarios se levantaron en armas contra la dictadura de Fulgencio Batista porque deseaban una nación más democrática, más próspera, más independiente y más justa. Al cabo de medio siglo, y a 55 años del asalto al cuartel Moncada, es indudable que el cambio se produjo pero no precisamente en el sentido que imaginaron los revolucionarios. Para constatar lo anterior, no hay más que echarle un vistazo a las estadísticas económicas, sociales y demográficas de la isla.
En 1958, con una población de más de seis millones de habitantes, Cuba tenía un producto interno bruto per cápita de 374 dólares, según el Atlas of Economic Development (1961) de Norton Ginsburg, o de 520, según otros autores (H.T. Oshima, Felipe Pazos, José F. Álvarez Díaz, Leví Marrero, José M. Illán). En materia de crecimiento económico, la isla ocupaba entonces el tercer lugar en América Latina -sólo por debajo de Venezuela y Uruguay- y el número 30 o 31 de todas las economías del mundo. Ese mismo año, el ingreso nacional por habitante de España fue de 180 dólares, menos de la mitad del de Cuba en cualquiera de los dos cálculos.
Crecimiento continuo
Cuba era un país subdesarrollado y desigual: tenía el 23% de analfabetismo, el 16% de desempleo, el 62% de la población empleada percibía un salario menor a los 75 dólares, y el 10% de los cubanos ricos absorbía el 40% de los ingresos totales. Pero Cuba, en el contexto latinoamericano, y como han reconocido algunos historiadores marxistas (Juan F. Noyola, Raúl Cepero Bonilla, Manuel Moreno Fraginals y, más recientemente, Óscar Zanetti Lecuona), era un país con índices crecientes de progreso económico y social: los cubanos tenían la mortalidad infantil más baja de la región, consumían 2.730 calorías diarias, había un médico por 998 habitantes, una res por persona, un automóvil por 40, un teléfono por 38, un televisor por 25 y una radio por 6.
Los historiadores han discutido el tamaño de la clase media cubana, el cual se calculaba entre 25 y 35% de la población a fines de los 50. Lo que ninguno pone en duda es que crecía de manera continua desde mediados de los 30 y que, a pesar de que la élite de mayores ingresos era reducida -entre un 10% y un 15%-, tampoco podía equipararse a las minorías de hacendados que predominaban en las sociedades agrarias latinoamericanas. Cuba era un país mayoritariamente urbano: entre 1954 y 1958 se invirtieron 92 millones de dólares anuales en vivienda y se construyeron más de 5.000 edificios por año.
Autoritarismo, pero con libertades públicas
El comercio y las inversiones de Cuba en 1958, a pesar de su concentración en Estados Unidos, estaban muy lejos de describir un país monoproductor y dependiente. Entonces los norteamericanos invertían más en servicios públicos (344 millones dólares) que en agricultura e industria azucarera (265), y las inversiones en minería habían crecido hasta 180 millones. Cuba exportaba 594 millones de dólares e importaba 575, con una balanza comercial favorable, y cerca de un 30% de ese comercio era con países latinoamericanos y europeos, incluida la Unión Soviética. A mediados de los 50, el rival de Estados Unidos en la Guerra Fría compraba a Cuba medio millón de toneladas de azúcar a precios del mercado mundial, reportando ganancias mayores de 30 millones de dólares al año.
El régimen de Fulgencio Batista era autoritario, torturaba y asesinaba a opositores violentos y había surgido de un golpe de Estado que quebró el orden constitucional de la república. Sin embargo, en ese régimen, como en cualquier otro autoritarismo latinoamericano de la época, existían suficientes libertades públicas como para que circularan más de 120 publicaciones, para que existieran partidos legales de oposición, para que hubiera decenas de estaciones de radio y canales de televisión independientes del Estado, y para que los ciudadanos, incluidos los revolucionarios, pudieran entrar y salir de la isla libremente.
Cincuenta años después del triunfo de la revolución, Cuba es otro país. La población se ha duplicado: hoy hay algo más de 11 millones de cubanos en la isla y dos millones y medio en el exilio. Nación receptora de inmigrantes durante la primera mitad del siglo XX, Cuba se ha convertido en una comunidad con un potencial migratorio de medio millón de habitantes. La composición racial de la isla también ha cambiado: en 1958, el 72% de la población era blanca y el 28% negra y mulata. Hoy, algunos calculan que la proporción está en vías de invertirse. Cuando la revolución triunfó, Cuba era un país de jóvenes: entonces había ministros de 25 años. Ahora, mientras la tasa de natalidad se reduce, la de envejecimiento aumenta: la actual proporción de adultos mayores de 60 años es del 16,6%, y en 2025 podrían retirarse más trabajadores que los que se incorporen a la fuerza de trabajo. El estudioso Carmelo Mesa Lago lleva más de dos décadas diciendo lo que Raúl Castro ahora tímidamente reconoce: que ese modelo económico de subsidios y estatalización indiscriminada de la actividad productiva es insostenible.
Penúltimo en la región
En 2007, el PIB per cápita de Cuba fue de 4.000 dólares, por debajo del de Bolivia y apenas por encima del de Haití. España, que tenía la mitad del ingreso nacional en 1958, hoy tiene un PIB per cápita ocho veces mayor. En 50 años de socialismo, la que era la tercera economía de América Latina ha descendido al penúltimo lugar en la región y al 140 del mundo. La balanza comercial cubana es una de las más desfavorables del planeta: la isla exporta 3.400 millones de dólares e importa 10.100. En 1958, Cuba producía más del 75% de su consumo de alimentos: hoy, la mayor parte de lo que consumen los cubanos proviene del exterior, sobre todo de Estados Unidos. La deuda externa de la isla, incluida la que contrajo con Rusia, rebasa los 30.000 millones de dólares.
El cubano es el Estado de América Latina que más volumen de su presupuesto destina a derechos sociales -en su reciente discurso en la Asamblea Nacional, Raúl Castro afirmó que el 55% del gasto público se invierte en salud, educación, cultura y deporte- y así lo han reconocido organizaciones internacionales como la ONU, la Unesco y la Cepal. Sin embargo, la dramática regresión de la economía cubana, sobre todo en el período postsoviético, ha hecho colapsar el sistema de seguridad social y varios indicadores sanitarios aún no recuperan los niveles de 1989. La falta de recursos, la creciente disparidad en la distribución del ingreso y el gran desequilibrio en el desarrollo regional han provocado que los maestros abandonen las escuelas por los bajos salarios y que los servicios médicos se deterioren gravemente.
Según investigaciones realizadas en la isla, el 80% de los cubanos gana menos de 300 pesos; es decir, poco más de 15 dólares al mes. En cambio, el 1,5% tiene ingresos cercanos o mayores a 6.000 pesos, sin contar remesas y subsidios. Una encuesta reciente en la ciudad de La Habana reveló que el 43% se considera pobre, a pesar de que la capital es la ciudad con mayores ingresos. La clase media se ha reducido del 30 al 18%, las minorías de altos ingresos han decrecido en más del 10%, y el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, ha aumentado hasta niveles latinoamericanos.
Cuba es hoy un país con más pobres, menos ricos y una clase media más pequeña. No se trata de una idealización del pasado y de una deformación del presente: se trata de un simple paralelo estadístico.
Tras 50 años de socialismo, Cuba es un país más pobre, más dependiente y menos libre. La ciudadanía insular es gobernada por un régimen ya no autoritario como el de Batista, sino totalitario; es decir, de partido único, ideología comunista y economía estatalizada, que reprime a opositores pacíficos e impide la autonomía de la sociedad civil.
¿Cuál es la mejor manera de solucionar los graves problemas económicos, sociales y políticos de la nueva Cuba?
La respuesta es elemental: con democracia, con mercado y, también, con Estado fiscal y gasto público.
Sin embargo, el gobierno de Raúl Castro, como se vio en la pasada Asamblea Nacional, parece desprovisto de la voluntad necesaria para iniciar un proceso de reformas que conduzca a la inútilmente postergada transición cubana.
La ciudadanía insular es gobernada por un régimen ya no autoritario como el de Fulgencio Batista, sino totalitario; es decir, de partido único, ideología comunista y economía estatalizada, que reprime a opositores pacíficos e impide la autonomía de la sociedad civil.
En 50 años de socialismo, la que era la tercera economía de América Latina ha descendido al penúltimo lugar en la región y al 140 del mundo.
Antes de la revolución, los cubanos tenían la mortalidad infantil más baja de la región, consumían 2.730 calorías diarias, había un médico por 998 habitantes, una res por persona, un automóvil por 40, un teléfono por 38, un televisor por 25 y una radio por 6.
Según investigaciones realizadas en la isla, el 80% de los cubanos gana menos de 300 pesos, es decir, poco más de 15 dólares al mes. En cambio, el 1,5% tiene ingresos cercanos o mayores a 6.000 pesos, sin contar remesas y subsidios.
En enero, Cuba festejará los 50 años del triunfo de una revolución que se propuso cambiar ese pequeño país del Caribe. La mayoría de los revolucionarios se levantaron en armas contra la dictadura de Fulgencio Batista porque deseaban una nación más democrática, más próspera, más independiente y más justa. Al cabo de medio siglo, y a 55 años del asalto al cuartel Moncada, es indudable que el cambio se produjo pero no precisamente en el sentido que imaginaron los revolucionarios. Para constatar lo anterior, no hay más que echarle un vistazo a las estadísticas económicas, sociales y demográficas de la isla.
En 1958, con una población de más de seis millones de habitantes, Cuba tenía un producto interno bruto per cápita de 374 dólares, según el Atlas of Economic Development (1961) de Norton Ginsburg, o de 520, según otros autores (H.T. Oshima, Felipe Pazos, José F. Álvarez Díaz, Leví Marrero, José M. Illán). En materia de crecimiento económico, la isla ocupaba entonces el tercer lugar en América Latina -sólo por debajo de Venezuela y Uruguay- y el número 30 o 31 de todas las economías del mundo. Ese mismo año, el ingreso nacional por habitante de España fue de 180 dólares, menos de la mitad del de Cuba en cualquiera de los dos cálculos.
Crecimiento continuo
Cuba era un país subdesarrollado y desigual: tenía el 23% de analfabetismo, el 16% de desempleo, el 62% de la población empleada percibía un salario menor a los 75 dólares, y el 10% de los cubanos ricos absorbía el 40% de los ingresos totales. Pero Cuba, en el contexto latinoamericano, y como han reconocido algunos historiadores marxistas (Juan F. Noyola, Raúl Cepero Bonilla, Manuel Moreno Fraginals y, más recientemente, Óscar Zanetti Lecuona), era un país con índices crecientes de progreso económico y social: los cubanos tenían la mortalidad infantil más baja de la región, consumían 2.730 calorías diarias, había un médico por 998 habitantes, una res por persona, un automóvil por 40, un teléfono por 38, un televisor por 25 y una radio por 6.
Los historiadores han discutido el tamaño de la clase media cubana, el cual se calculaba entre 25 y 35% de la población a fines de los 50. Lo que ninguno pone en duda es que crecía de manera continua desde mediados de los 30 y que, a pesar de que la élite de mayores ingresos era reducida -entre un 10% y un 15%-, tampoco podía equipararse a las minorías de hacendados que predominaban en las sociedades agrarias latinoamericanas. Cuba era un país mayoritariamente urbano: entre 1954 y 1958 se invirtieron 92 millones de dólares anuales en vivienda y se construyeron más de 5.000 edificios por año.
Autoritarismo, pero con libertades públicas
El comercio y las inversiones de Cuba en 1958, a pesar de su concentración en Estados Unidos, estaban muy lejos de describir un país monoproductor y dependiente. Entonces los norteamericanos invertían más en servicios públicos (344 millones dólares) que en agricultura e industria azucarera (265), y las inversiones en minería habían crecido hasta 180 millones. Cuba exportaba 594 millones de dólares e importaba 575, con una balanza comercial favorable, y cerca de un 30% de ese comercio era con países latinoamericanos y europeos, incluida la Unión Soviética. A mediados de los 50, el rival de Estados Unidos en la Guerra Fría compraba a Cuba medio millón de toneladas de azúcar a precios del mercado mundial, reportando ganancias mayores de 30 millones de dólares al año.
El régimen de Fulgencio Batista era autoritario, torturaba y asesinaba a opositores violentos y había surgido de un golpe de Estado que quebró el orden constitucional de la república. Sin embargo, en ese régimen, como en cualquier otro autoritarismo latinoamericano de la época, existían suficientes libertades públicas como para que circularan más de 120 publicaciones, para que existieran partidos legales de oposición, para que hubiera decenas de estaciones de radio y canales de televisión independientes del Estado, y para que los ciudadanos, incluidos los revolucionarios, pudieran entrar y salir de la isla libremente.
Cincuenta años después del triunfo de la revolución, Cuba es otro país. La población se ha duplicado: hoy hay algo más de 11 millones de cubanos en la isla y dos millones y medio en el exilio. Nación receptora de inmigrantes durante la primera mitad del siglo XX, Cuba se ha convertido en una comunidad con un potencial migratorio de medio millón de habitantes. La composición racial de la isla también ha cambiado: en 1958, el 72% de la población era blanca y el 28% negra y mulata. Hoy, algunos calculan que la proporción está en vías de invertirse. Cuando la revolución triunfó, Cuba era un país de jóvenes: entonces había ministros de 25 años. Ahora, mientras la tasa de natalidad se reduce, la de envejecimiento aumenta: la actual proporción de adultos mayores de 60 años es del 16,6%, y en 2025 podrían retirarse más trabajadores que los que se incorporen a la fuerza de trabajo. El estudioso Carmelo Mesa Lago lleva más de dos décadas diciendo lo que Raúl Castro ahora tímidamente reconoce: que ese modelo económico de subsidios y estatalización indiscriminada de la actividad productiva es insostenible.
Penúltimo en la región
En 2007, el PIB per cápita de Cuba fue de 4.000 dólares, por debajo del de Bolivia y apenas por encima del de Haití. España, que tenía la mitad del ingreso nacional en 1958, hoy tiene un PIB per cápita ocho veces mayor. En 50 años de socialismo, la que era la tercera economía de América Latina ha descendido al penúltimo lugar en la región y al 140 del mundo. La balanza comercial cubana es una de las más desfavorables del planeta: la isla exporta 3.400 millones de dólares e importa 10.100. En 1958, Cuba producía más del 75% de su consumo de alimentos: hoy, la mayor parte de lo que consumen los cubanos proviene del exterior, sobre todo de Estados Unidos. La deuda externa de la isla, incluida la que contrajo con Rusia, rebasa los 30.000 millones de dólares.
El cubano es el Estado de América Latina que más volumen de su presupuesto destina a derechos sociales -en su reciente discurso en la Asamblea Nacional, Raúl Castro afirmó que el 55% del gasto público se invierte en salud, educación, cultura y deporte- y así lo han reconocido organizaciones internacionales como la ONU, la Unesco y la Cepal. Sin embargo, la dramática regresión de la economía cubana, sobre todo en el período postsoviético, ha hecho colapsar el sistema de seguridad social y varios indicadores sanitarios aún no recuperan los niveles de 1989. La falta de recursos, la creciente disparidad en la distribución del ingreso y el gran desequilibrio en el desarrollo regional han provocado que los maestros abandonen las escuelas por los bajos salarios y que los servicios médicos se deterioren gravemente.
Según investigaciones realizadas en la isla, el 80% de los cubanos gana menos de 300 pesos; es decir, poco más de 15 dólares al mes. En cambio, el 1,5% tiene ingresos cercanos o mayores a 6.000 pesos, sin contar remesas y subsidios. Una encuesta reciente en la ciudad de La Habana reveló que el 43% se considera pobre, a pesar de que la capital es la ciudad con mayores ingresos. La clase media se ha reducido del 30 al 18%, las minorías de altos ingresos han decrecido en más del 10%, y el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad, ha aumentado hasta niveles latinoamericanos.
Cuba es hoy un país con más pobres, menos ricos y una clase media más pequeña. No se trata de una idealización del pasado y de una deformación del presente: se trata de un simple paralelo estadístico.
Tras 50 años de socialismo, Cuba es un país más pobre, más dependiente y menos libre. La ciudadanía insular es gobernada por un régimen ya no autoritario como el de Batista, sino totalitario; es decir, de partido único, ideología comunista y economía estatalizada, que reprime a opositores pacíficos e impide la autonomía de la sociedad civil.
¿Cuál es la mejor manera de solucionar los graves problemas económicos, sociales y políticos de la nueva Cuba?
La respuesta es elemental: con democracia, con mercado y, también, con Estado fiscal y gasto público.
Sin embargo, el gobierno de Raúl Castro, como se vio en la pasada Asamblea Nacional, parece desprovisto de la voluntad necesaria para iniciar un proceso de reformas que conduzca a la inútilmente postergada transición cubana.
La ciudadanía insular es gobernada por un régimen ya no autoritario como el de Fulgencio Batista, sino totalitario; es decir, de partido único, ideología comunista y economía estatalizada, que reprime a opositores pacíficos e impide la autonomía de la sociedad civil.
En 50 años de socialismo, la que era la tercera economía de América Latina ha descendido al penúltimo lugar en la región y al 140 del mundo.
Antes de la revolución, los cubanos tenían la mortalidad infantil más baja de la región, consumían 2.730 calorías diarias, había un médico por 998 habitantes, una res por persona, un automóvil por 40, un teléfono por 38, un televisor por 25 y una radio por 6.
Según investigaciones realizadas en la isla, el 80% de los cubanos gana menos de 300 pesos, es decir, poco más de 15 dólares al mes. En cambio, el 1,5% tiene ingresos cercanos o mayores a 6.000 pesos, sin contar remesas y subsidios.
Unos 100 mil cubanos no han soportado tan mala vida.
11 comentarios:
que sarpado tu articulo. como vas a decir que lo que hay hoy en cuba es socialismo. hijo de puta.
soy cubano no me importa la politica pero todo eso que usted dice es un triste retato de cuba es pura verdad es ciego el que no quiera ver
LA VERDAD ES QUE NO SE PORQUE SOPORTAN TANTA POBREZA, NO TIENEN SUFICIENTES COJONES COMO PARA SALIR Y PROTESTAR PARA SACAR A LOS CASTRO DE ALLI? CUBA ES UN PUEBLO LUCHADOR Y MIENTRAS SIGAN BAJO ESE REGIMEN SEGUIRAN JODIDOS
Que lastima dan los articulos capitalistas en su intento fallido de querer derrocar la resistencia ferrea de Cuba que no se deja manosear por la asquerosa ultraderecha y el imperialismo Norteamericano hablan todos pero quien ha hecho lo que ha hecho Fidel y el Che por los pobres cuando se quemen la vida por la igualdad abran su sucia boca.
Hay que ser muy borrego para tragarse esas falacias
" investigaciones " de donde quien las a hecho no dan ninguna refrencias ademas de que en Cuba hay de las mejores asistencias medicas y se empeñan en poner fotografias de lo mas impactantes para convencer lamentables la verdad sus argumentos mejor no sigo aqui apesta a escases cultural donde se opina sin tener una sola idea todo mundo habla pero nadie dice nada,
VIVA LA REVOLUCION mientras se tenga resistencia que evita la propagacion del virus Capitalista y a sus politicos corruptos lacayos de las corporaciones nacionales y multinacionales.
Aguante al COMUNISMO Y A LA EXTREMA IZQUIERDA.
la verdad que lo que lei no me parecio veridico, cuando se resumio el contenido se equivocaron totalmente las cifras, hablando de la cuba pre revolucion, la isla estaba a punto de ser anexada al imperio estadounidense como lo hicieron con hawai. revisen su imformacion.
INFORMENSE.
si preferir ser de un impero estadounidense pero morirse de hambre y quererse ir a estados unidos, porque tanto cubano arriesga su vida en irse de ese pais COMUNISTA? porque todos los chinos no pueden salir de su pais? o todo aquel pais que es COMUNISTA? ser comunista es lo peor y hay personas que lo quiefren ser, si las mas pobre porque es la que mas se va a beneficiar, que alla igualdad y que les queten a los ricos lo que con tanto poinche trabajo hayn logrado y ellos sentados en una amaca a recibir lo que otros por su sudos han logradop, eso es ser comunismo. pobre cuba, pero mas los que dieron la vida por este zoombie de castro. gracias a dios no gano el pejendejete si no asi hubiera querido, ser prejidente por 30 años...
Me pregunto porque hablan tanta m.....seguramente eran ustedes los primeros que en la escuela gritaban " Pioneros por el Comunismo, Seremos como el Ché" Es claro que en Cuba no estan las condiciones mejores, pero que me diga alguien. En que parte del mundo está todo bien y no hay problemas? Me van a decir que en USA, donde en cada esquina te pueden acesinar? Me dirás que en Europa?,donde el Stress se come a las personas, las depresiones y las enfermedades de la civilisación, Alcoholismo, consumo execivo de televición y crisis económica estan a la hora del día? Que falcedad la de ustedes el pensar que con irse de Cuba se resolveran los problemas. No les echen la culpa a los Políticos sinó a ustedes mismos que mientran se recibia carne de Rusa, compota de manzana, chocolate Pionero, Tomate enlatado y carne prensada ninguno se preguntaba, porque importar productos del Exterior y no producir en el mismo país, claro que hay monocultivo pero no es la culpa ni de Raul ni de fidel sino la culpa de todos los cubanos que vivieron la Era la gozaron y ahora hablan Bobería. Diganme, Qué ustedes hubiesen hecho si en vez de ir gratis a la escuela hubiesen tenido que pagar, o seguro médico o Fisco y todas las demás cosas que se pagan en el capitalismo? Senore borrense eso de la cabeza que no hay ningún sistema que sea perfecto. Lo que el ser humano nunca está conforme con lo que tiene. Lo que hay que apreder es a querer lo que uno tiene y no querer lo que otros tienen. Luchar en el pais todo juntos para hacerlo mejor, pero sin violencia. Recuerden la frace de Fidel que aunque el no haya podido cumplirla hasta el final, porque los tiempos cambian y hay que cambiar con ellos, tiene mucho en su contenido." Si algún día nuestro trabajo nos pareciera bueno, debemos luchar por hacerlo mejor, y si fuera mejor, debemos luchar por hacerlo perfecto, conociendo de ante manos, que para un ser humano, nada será nunca bueno ni ninguna obra humana será jamáz, suficientemente perfecta.
Deberian salir a las calles cOn armas O cOn lO que `puedan
El que no sabe es como el que no ve. hay que salir antes de opinar y cuando digo salir es SALIR
Viva FIDEL, VIVA EL CHE, VIVA CAMILO, VIVA RAUL, Y VIVA CHAVES!!!!!
El afán de poseer muchas riquezas por el solo placer, de estos capitalistas cuantos niños lloran de hambbre se mueren x enfermedades por el echo de una politica miserable, desordenado de poseer riquezas, bien objetos de valor abstracto con la intención de atesorarlas sin compartirlas con nadie, en el mundo hay peronas fuertes y debiles,ricos y pobres todos no somos iguales, es por ello que todos no tenemos las mismas oportunidades para poder conseguir una buena educacion como las personas capitalistas que ya an nacido en una cuna de oro o tienen la facilidad de estudiar en una buena univercidad, pero a estas personas no les importan la gente pobre o que no an tenido las mismas oportunidades en la vida.solo tratan de aprovecharse de ellos arrebatandole sus fuerzas con un pago miserable pisoteando todo sus derechos con el fin de enrriquecerse cada dia mas y mas haciendose mas ricos y los pobres mas pobres llegando a amasar dineros que ellos nunca lo llegaran a utilizar solo para satisfacer su ego y el maldito orgullo capitalista: que viva el cheee....
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