8.2.09

Internet: desafíos y cuentos

Vuela bajo,
porque abajo,
está la verdad
Facundo Cabral

Hemos vivido unos años en que el dinero corría y nadie se preguntaba de dónde fluía.

Hemos vivido unos años en que compramos cuanta porquería nos traían del extranjero.

Hemos vivido unos años en que nos creímos que el futuro era desmantelar el aparato productivo y prepararnos para una globalización que nos traería la felicidad de la mano de Internet, de viajes a Orlando, de cursos ultrarrápidos de "inglés y computación" como decía el entrañable titiritero de Banfield.

Nos creímos que el "éxito" venía de la mano de la improvisación, del genio inspirador.

Hemos despreciado a los viejos pensando que "los jóvenes de ahora" eran la salvación: ellos sabían enfrentarse a un computador que nos daba miedo y hacían maravillas con un módem.

Olvidamos que la inspiración no vale nada si no hay transpiración; olvidamos que si bien ha habido muchos cambios, hay cosas que continúan y continuarán siendo válidas, pese a los traicioneros discursos de vendedores de ilusiones y espejitos.

Ahora tenemos a nuestros jóvenes sin trabajo o con trabajos en negro, con sueldos por lo menos ridículos sino miserables; tenemos a nuestros adultos con la desocupación latente o vigente; a nuestros viejos arrumbados en casas de salud porque no hay tiempo para ellos, porque no valen, no sirven en este tiempo cibernético de alta velocidad ...

¡Tenemos a un montón de gente desempolvando pasaportes y volviendo a creerse las fantasías de que en cualquier otro país atan a los perros con chorizos!

Chasque en Canelones

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