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La empresa Citgo, filial en EE.UU. de Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), lanzó en el Distrito de Columbia del gran país del norte la segunda edición de un programa que financia la calefacción a familias de bajos ingresos residentes en la zona de Washington.
A pesar de las controvertidas relaciones entre el Gobierno de George W. Bush y el de Hugo Chávez, los promotores de este programa aseguraron que se trata de contribuir "con lo que se tiene a los que más lo necesitan" e insistieron en que es necesario que muchas otras personas y empresas se unan a iniciativas como ésta.
El carburante, que llegó a bordo de dos camiones, fue bombeado personalmente por el embajador de Venezuela en EE.UU., Bernardo Álvarez; el presidente de Citgo, Alejandro Granado, y el de Citizens Energy Corporation, organización que colabora en la iniciativa, Joseph P. Kennedy II.
Los promotores, que fueron recibidos por una treintena de niños de una escuela de primaria del vecindario que agitaban banderas de Venezuela, se ataviaron con guantes y se pusieron manos a la obra para suplir con 250 galones de carburante a un hogar situado en uno de los barrios más pobres de Washington.
"Hoy es un gran día. Es algo muy humanitario que alguien se preocupe tanto como para devolver algo a la gente que más lo necesitamos", dijo a Efe Safronia Holland, la primera beneficiada del programa que lleva 33 años como residente de un vecindario del sureste de la capital estadounidense.
Por su parte, Álvarez explicó que la iniciativa de Citgo, que es una empresa estadounidense pese a su vinculación con PDVSA, no se trata de una cuestión política ni de "avergonzar al Gobierno de EE.UU."
"Nosotros hemos suplido siempre a los Estados Unidos con carburante para calefacción y lo seguiremos haciendo. Incluso cuando nos han criticado han sido muy hostiles con nosotros", indicó en declaraciones a la prensa.
Para Álvarez, los que critican que Chávez lleve a cabo programas como éste en Estados Unidos en momentos en que -según ellos- no atiende otras necesidades de la gente de su propio país tienen una "mentalidad mezquina".
"Nosotros tenemos carburante para calefacción y afortunadamente no lo necesitamos. Otros tienen tecnología, otros alimentos, cada uno contribuye con lo que tiene. (...) Sería maravilloso que otros países, Gobiernos y compañías contribuyeran", comentó.
Desde Citizens Energy Corporation se criticó la negativa del resto de empresas petroleras, a pesar de sus beneficios exorbitantes, a la hora de participar en este programa y se puso en tela de juicio el gasto billonario del Gobierno estadounidense en la guerra de Irak, en lugar de invertirlo en cuestiones sociales.
"Pedimos a todas y cada una de las petroleras que nos ayudaran a financiar la calefacción a familias de bajos ingresos en Estados Unidos. Todas ellas nos dijeron que no", dijo Kennedy.
En alusión a una campaña de boicot iniciada en enero de 2006 contra Citgo, Granados aseguró que este movimiento "no ha tenido ningún impacto en las ventas" de la compañía que, indicó, "han venido subiendo durante los últimos años".
"La gente se da cuenta de que este es uno de los programas sociales más importantes de la historia proveniente de una empresa petrolera, y de que es justo y digno lo que hacemos", apuntó.
Esta iniciativa comenzó en 2005, cuando tras el paso arrollador del huracán Katrina varios legisladores estadounidenses pidieron a las petroleras que donaran un 10 por ciento de sus beneficios a los damnificados por el desastre.
Desde entonces y ante el creciente número de solicitantes de este programa, los fondos destinados a familias de bajos ingresos de EE.UU. ha tratado de llegar cada vez a un mayor número de hogares.
Entre 2005 y 2007 aumentó de 100.000 a 224.000 el número de familias que se benefician del programa en 23 estados (en 2005 eran sólo 8) a las que se les donarán cerca de 45 millones de galones de combustible (en 2005 se contó únicamente con 11 millones de galones), según Granados.
Este año Citgo, que destinó 2.000 millones de dólares de sus beneficios a dividendos, prevé donar galones de combustible por valor superior a 100 millones de dólares (cada galón tiene un precio medio de 3,25 dólares) y que supondrá un ahorro de cerca de 800 dólares por familia.
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