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Países emergentes como la India parecen poco dispuestos a frenar su expansión económica en aras del medio ambiente.
Un hombre rico y gordo devora casi la totalidad de una “torta de carbono”. A su lado, un pobre que tiene la piel pegada a los huesos se dispone a probar una ínfima rebanada.
El hombre gordo le advierte al escuálido:
“¡Ten cuidado con las calorías!”.
Esta viñeta, difundida por una de las organizaciones ecologistas más influyentes de India, ilustra perfectamente el recelo del subcontinente a que los países desarrollados quieran imponer compromisos sobre la reducción de emisiones de carbono.
“Las emisiones están ligadas al crecimiento: hasta ahora no hay un modelo económico exitoso que no contamine”, explica Sunita Narain, la directora de la ONG responsable de la viñeta, el Centro para la Ciencia y el Medio Ambiente: “Este dilema entre desarrollo y contaminación no es exclusivo de India”.
Para su organización, en la lucha contra el calentamiento global y el bienestar de la humanidad debe haber justicia y cooperación: el desarrollo debe compartirse entre los países. “Los ricos deben reducir para que los pobres puedan crecer. Debe crearse un espacio ecológico. Si los ricos emitieron ayer, el mundo emergente va a hacerlo hoy”, dice.
En términos absolutos, India es el cuarto emisor de carbono en el mundo, solo después de Estados Unidos, Australia y China. Sin embargo, sus niveles de contaminación son bajos si se atiende al dato de las emisiones per cápita: un indio emite 17 veces menos carbono que un estadounidense y ocho veces menos que un europeo. Así, el Gobierno indio asegura que para mantener su crecimiento económico del 9% y reducir la pobreza, sus emisiones deben al menos duplicarse.
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