Por ejemplo, lean esta sentencia terrible:
"Ellos no consiguieron ser hombres; entonces, decidieron ser ricos".Rousseau nos habla de que el hombre como ser natural posee de “hecho una igualdad indestructible y real...”.
Es decir, se trata de comprender al hombre como
"un ser bueno y libre por naturaleza, que no conoce la propiedad ni la desigualdad social que ella produce”,
porque a decir verdad,
“... los hombres no son naturalmente ni reyes, ni potentados, ni cortesanos, ni ricos: todos nacieron pobres y desnudos, sujetos todos a las miserias de la vida, a los pesares, a los males, a las necesidades, a toda especie de duelos, condenados en fin, a muerte. Esto sí es propio del hombre, de ello no está exento ningún mortal”
"El pobre ama mas el pan que la libertad" (Rousseau considera que los pobres no necesitan educación)
"Las polaridades fuerte-débil y rico-pobre se resuelven en la más opresora: amo-esclavo".El lujo es malo
Rousseau condena tanto la riqueza como la fuerza., es decir, tanto el antiguo régimen como el orden burgués naciente; lo que constituya el orgullo de la nueva sociedad, progreso material, desarrollo de las ciencias, circulación de riqueza y lujo, el sentido moral, todo es puesto en cuestión.
El lujo, concebido como remedio, es peor que la enfermedad; oprime al trabajador y al ciudadano; extiende el desprecio por los campesinos y por la agricultura; los abruma a impuestos y fuerza la emigracion del campo a la ciudad.
Rousseau contra el progreso
Indica Roussseau que el hombre cuando pasa del estado natural a la sociedad el hombre se vuelve menos feliz, menos libre y menos bueno.
Al aparecer la sociedad, el hombre comienza a perder la libertad y las desigualdades comienzan a ganar terreno cuando se establece el derecho de propiedad y la autoridad para salvaguardarlo. Entonces, la sociedad es un engaño, los hombres se unen supuestamente para defender a los débiles pero en realidad lo que hacen, es defender los intereses de los más ricos.
Las diferencias son claras: ricos-pobres; poderosos-débiles; amos-esclavos. La coinciencia es el único reducto incólume, aunque casi ignorado. El hombre, fuera de sí, está alienado.
En un mal gobierno, esta igualdad sólo es aparente e ilusoria. Sirve tan sólo para mantener al pobre en la miseria, y al rico en la usurpación. De hecho, la leyes siempre son útiles a los que poseen y perjudiciales a los que nada tienen. De lo que se sigue que el Estado social sólo es ventajoso para los hombres cuando todos tienen algo y cuando ninguno de ellos tiene demasiado.
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