15.5.07

La pobreza no es una maldición


Dice Bernardo Kliksberg:
“La pobreza no es una maldición inevitable. Es producto de decisiones políticas humanas. Enfrentarla requiere cambios en las reglas de juego internacionales y en políticas nacionales”.
Kliksberg, es asesor de entidades de nivel mundial tales como ONU, BID, OIT, UNESCO, UNICEF y otros organismos internacionales, y viene desarrollando una intensa actividad como investigador y estudioso de nuevas propuestas para mejorar las políticas sociales y económicas en diversos estados latinoamericanos.

Sus preocupaciones más profundas giran en torno a la pobreza, las estructuras enfermas que la hacen posible, y las maneras más viables en las que los estados pueden reformarse, revertir ese proceso perverso y encarar un desarrollo que signifique prosperidad para todos y no sólo para unos pocos.

"Hacia una economía con rostro humano"

Este es el título de la obra recientemente publicada y escrita por Bernardo Kliksberg, que, según se describe en su solapa interna, “es una estimulante, creativa y aguda invitación a un pensamiento latinoamericano independiente, y un llamado ético ineludible para enfrentar sin dilaciones los intolerables niveles de pobreza y desigualdad de América Latina”. (Hacia una economía con rostro humano, Ed. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires).

Ver información sobre el libro.

La pobreza es intolerable... pero también intolerable

Ahora que los políticos mediáticos vienen usando y abusando de las encuestas de opinión para sondear las adhesiones y los rechazos de la sociedad, sería interesante y sorprendente, hacer una medición de las ideas que cada uno tiene forjadas bien adentro, sobre la pobreza de la sociedad y de la gente.

Si lográramos ser absolutamente sinceros, y despojarnos de lugares comunes y clichés, quizás podríamos dejar al descubierto una vergonzante visión de nuestros hermanos pobres y una errónea apreciación de los verdaderos motivos de la pobreza.

Más de uno ¿no suscribiría reflexiones de este tipo?:

- La pobreza es un problema universal, algo así como un problema de la naturaleza.
- Es un componente ineludible de toda sociedad.
- Son pobres porque no se esfuerzan, porque toman, porque son perezosos.
- Si se esforzaran como me esfuerzo yo, habrían salido de su pobreza.
-
Es casi imposible hacer algo por tantos...

A esta altura las respuestas parecen obvias. Cuando la mitad de la humanidad está sumida en los sufrimientos de la pobreza, resulta más que obvio que la otra mitad está haciendo tan mal las cosas como para quedarse con la torta y cerrar los ojos a las necesidades de sus hermanos.
“Que haya o no pobreza, depende de las sociedades organizadas”, dice Kliksberg. Y todos somos responsables, unos por otros, desde que el Maestro vino a predicar a un Padre que nos hace hermanos.

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