Elisa Carrió sonríe durante una obra teatral en el teatro Avellaneda.
Si se juzgara la capacidad de los candidatos a presidente por los buenos negocios realizados, Elisa Carrió tendría muy pocas posibilidades de prenderse en la lucha electoral. La candidata de la Coalición Cívica tiene una fortuna personal insignificante: 25.000 euros. Y vive en un piso alquilado a la familia del cantante Diego Torres. En cambio, Cristina declaró 34 propiedades y su patrimonio supera el millón y medio de euros.
Es cierto que en la Argentina que un político tenga varios millones de pesos puede ser mal visto: nunca se sabrá si lo logró con buenas artes. Lo llamativo es que los últimos presidentes argentinos han sido adinerados. Sus declaraciones juradas siempre superan el millón, aunque les es difícil explicar cómo llegaron a ese 'primer millón'.
Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, todos, tienen una fortuna personal que envidia el 96% de los argentinos que está fuera de ese círculo de privilegiados que puede vivir el resto de sus días sin trabajar. Si hay que guiarse por las declaraciones juradas para saber quién será el próximo presidente, con ese método también ganaría Cristina.
Carrió encajaría más bien en la política chilena o uruguaya, donde los políticos -presidenciables o no- viven más cerca del estilo de un profesional con buen sueldo, que de empresarios con capacidad para darse todos los gustos, como es el caso argentino. ¿La 'pobreza' de Carrió es virtud o defecto? Tal vez no sea indicio de nada. Pero marca el carácter 'atípico' de la chaqueña que pelea por la presidencia.
Otro dato pintoresco, que puede ser leído como transparencia o mera informalidad, es que Elisa Carrió recibe a todos en su casa: periodistas, empresarios, políticos rivales y aliados. Ninguno de los otros candidatos a presidente muestran sus casas de ese modo. Prefieren cierto recato. O discreción.
Fuente: El Mundo
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