¿Cuál es el origen de la desigualdad entre los hombres? ¿Es acaso la consecuencia de una ley natural?
Jean Jacques Rousseau se interesó por la cuestión y en respuesta escribió su obra Sobre el origen de la desigualdad entre los hombres.
Como Rousseau dejó apuntado, la desigualdad social y política no es natural, no deriva de la voluntad divina, ni tampoco es una consecuencia de la desigualdad natural entre los hombres. Por el contrario, su origen es el resultado de la propiedad privada, de la apropiación privada de la riqueza del mundo entero y de los beneficios privados derivados de esa apropiación.
Desde ese momento, tratar de explicar el origen de la desigualdad social se ha convertido en una cuestión central para las ciencias sociales, y también desde ese momento la crítica a la sociedad apunta a señalar tanto la estructura de la desigualdad social como la de la falta de libertad –íntimamente conectada con la desigualdad— de una inmensa mayoría de personas en todo el mundo.
Es demasiado sabido que actualmente miles de millones de personas están condenadas a subsistir con menos de un dólar por día, y que la mitad de la población mundial vive con apenas 2 dólares diarios.
También sabemos que la desigualdad mundial aumenta rápidamente, y que también crece la desigualdad entre “pobres” y “ricos” en el interior de los países, como lo vemos actualmente en Venezuela.
En los tiempos de Rousseau –según dicen los datos— la desigualdad económica entre las distintas regiones del mundo era menor. Desde 1800 la situación ha variado radicalmente. A partir del año 1900, aproximadamente, se ensanchó la brecha entre el nivel de ingreso medio en los países ricos del “norte” y el de los países pobres del “sur”, hasta llegar a una proporción de 1 a 4. Un siglo después –ahora- la proporción es de 1 a 30.
Fuente consultada: La Nación
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