El profesor Yunus fue investido como doctor honoris causa por la universidad complutense en 2006 y allí pronunció una conferencia cuyo título es el mismo empleado en esta columna. La historia del trabajo en microcrédito y las reflexiones de Yunus son el eje de la ponencia, de la cual comento los puntos que más me han impresionado.
Entender el crédito bancario como una plataforma desde la cual el individuo puede desarrollar sus capacidades y competencias ha sido la revolución tras el banco Grameen. Esta institución fue creada en 1983 por el propio Yunus, quien provenía del medio académico y por sus colaboradores en investigación respecto a pobreza. El Grameen fue la alternativa que encontró Yunus para poder aplicar su propuesta según la cual los pobres sí pueden ser clientes bancarios rentables y buenos pagadores. La incompatibilidad de esta lectura con la realizada por los bancos convencionales en Bangladesh motivó la iniciativa —como siempre, la necesidad es el mejor catalizador para el creativo—.
La visión bancaria secular sobre los pobres es resumida así por Yunus: “comencé a desarrollar el proyecto del banco Grameen porque era extremadamente crítico con los bancos convencionales. Se han creado para gente privilegiada, de modo que construyen un mundo en el que los pobres no pueden entrar, el mundo de las garantías. Mientras unos obtienen fondos y progresan, los otros no pueden conseguir esos fondos porque directamente no pueden acceder. Este sistema no solamente es discriminatorio contra la pobreza, sino también es discriminatorio contra las mujeres, porque ellas no consiguen préstamos. si se considera a todos los prestatarios de todos los bancos de Bangladesh, ni siquiera el 1% son mujeres”.
Y Yunus agrega: “si alguien ahora en el mundo declara que los pobres no son solventes yo podría decir bien alto que eso no es cierto, que yo he demostrado que lo son y mucho más que los ricos de Bangladesh, quienes piden préstamos por grandes cantidades de dinero a los bancos importantes del país pero nunca los devuelven; no obstante, aún así los bancos van detrás de ellos a ofrecerles más. Los pobres, que piden cantidades diminutas de dinero y devuelven religiosamente cada penique sin fallar, son declarados por los bancos como insolventes; sin embargo, nunca se dice esto de los ricos, a pesar de que repetidamente mantienen registros de impagos”.
Las técnicas del Grameen para trabajar con los pobres requieren también una óptica distinta. El oficial bancario del Grameen va hasta las aldeas de los pobres, sin exigir garantías ni documentación. el ciclo de crédito es semanal, lo cual demanda un importante esfuerzo de seguimiento y cooperación frecuente entre prestamista y prestatario. En 2006, el Grameen tenía 6,61 millones de prestatarios (tomadores de crédito), asignados a 18.000 funcionarios (esto da una media de 367 clientes por oficial bancario) y el ritmo de otorgamiento de créditos anual era de 700 millones de dólares (esto da un importe medio, suponiendo el ciclo semanal para toda la cartera crediticia, de 105 dólares solicitados por cliente).
Otro diferencial importante respecto a la banca convencional es que el Grameen trabaja fundamentalmente con mujeres. el 97% de la cartera crediticia son clientas. la motivación de este sesgo es resumida así por Yunus: “si la mujer es la prestataria, con toda seguridad, sus hijos se convertirán en los beneficiarios de ese dinero. Y una mujer, especialmente una mujer pobre de Bangladesh, desarrolla un tipo de habilidad muy especial: se convierte en la mejor experta en la gestión de recursos escasos, ya que tiene que cubrir las necesidades familiares con las pequeñas cosas que trae su marido y no puede pedir nada más”. Y. Yunus aporta esta justificación adicional: “además, la mujer tiene una perspectiva más a largo plazo, siempre mira más allá; quiere salir de la pobreza porque dentro del contexto familiar es quien lleva la peor parte”.
El trabajo del Grameen, emulado actualmente en más de 100 países —incluyendo naciones desarrolladas— se está realizando en total compatibilidad con el capitalismo. Yunus al Grameen como una empresa social o “empresa sin pérdidas”, cuyo objetivo es recuperar el 100% de los costos. Según Yunus: “el capitalismo ha sido interpretado de una forma muy simple y nos hemos quedado anquilosados en esa interpretación al uso que afirma que si llevas un negocio es porque quieres ganar dinero y para mantener la actividad necesita cada vez más. Esta es una interpretación limitada del capitalismo, ya que los negocios pueden ser de dos tipos: negocios para ganar dinero y negocios para beneficiar a la gente; esta parte se olvida completamente o nunca se utiliza”.
2 comentarios:
Me agrada mucho la versatilidad de este escritor.
¿Sabes si tiene algo publicado?
Iván.
Escritos del autor compilados en www.carlosgoedder.com
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