Se especula que el presidente venezolano estaría negociando  con Emilio Botín para hacerse con el Banco de Venezuela, del SCH.
Jaime López / Nueva Economía · Caracas
     | Hugo Chávez, presidente de Venezuela. /  AP | 
 En una de sus largas alocuciones, Hugo Chávez pronunció una frase que  retumbaría en los oídos de los directivos de la banca. «Fíjate, Rodrigo  [Cabezas, ministro de Finanzas] en este detalle: los impuestos que pagan los  bancos. Eso hay que verlo: ¡Chiquiticos!».
 Favorecida por la liquidez [gasto social] y la  política monetaria del Gobierno, la banca privada es uno de los negocios más  rentables en el país. La compra de papeles del Estado y las comisiones que  arrojan el control cambiario han convertido Venezuela en el mercado más  atractivo de Latinoamérica, con un 44,64% de rentabilidad para la banca, según  un informe de Softline Consultores.
 Sin embargo, el futuro no es tan dulce como lo pintan las cifras. Una nueva  Ley de Bancos, incluida dentro de la Ley Habilitante concedida a Chávez, nuevos  créditos a sectores económicos de «interés nacional», la regulación de las  ganancias y una hipotética nacionalización amenaza a todas las entidades que,  poco a poco, empiezan a sondear cómo ponerse a salvo del «socialismo del siglo  XXI» promulgado por el líder bolivariano.
 «Desde finales del año pasado, Chávez está buscando una fórmula para romper  la intermediación financiera en el país», explica Alejandro Grisanti, ex  director de la unidad de análisis económico del Banco de Venezuela (SCH). «En un  principio, pensó transferir al Banco del Tesoro todos los fondos repartidos en  sus entes públicos (Fonden, Bandes, Banco de la Mujer...), unos 16.000 millones  de dólares, para consolidarlo», explica Grisanti, actual responsable de la  consultora financiera Ecoanálisis. «Aunque la opción que parece barajar ahora el  Gobierno es la compra de uno de los cuatro grandes bancos privados»,  puntualiza.
 Tras encargar a sus subordinados un estudio para reflotar e impulsar la  capilaridad del estatal Banco del Tesoro, Chávez ha optado por la vía rápida y  adquirir a golpe de petrodólar uno de los grandes bancos instalados en  Venezuela. La ecuación es muy simple: disponer de 300 ó 400 oficinas de atención  al cliente por todo el país es un proceso largo y complejo, por lo que al final  optará por negociar con una de las grandes entidades privadas. Pero, no todos  los bancos privados dan la talla. De las más de 40 firmas instaladas en  Venezuela, sólo cuatro tienen la presencia y el volumen de negocio ansiado por  Chávez: los bancos venezolanos Banesco y Mercantil y los españoles Banco de  Venezuela (SCH) y Banco Provincial (BBVA). «Lo lógico es que Chávez opte por uno  de los venezolanos, aunque los rumores apuntan a otra dirección», destaca  Grisanti, ante las contínuas especulaciones que destacan las negociaciones con  el presidente del SCH, Emilio Botín.
 El Banco de Venezuela (SCH) es la tercera entidad más grande del país y  aporta a los resultados consolidados de la multinacional un 2,3% (unos 118  millones de euros en 2005) de las ganancias netas. ¿Por qué Botín estaría  interesado en salir de Venezuela? «La principal duda de los bancos es cuándo  Chávez atacará al sistema financiero. Tras anunciar la nacionalización de todo  el sector energético y la principal operadora de telecomunicaciones CANTV, la  pregunta es: ¿Cuándo nos tocará a nosotros?», puntualiza Grisanti. Desde hace un  mes (cuando fueron anunciadas las nacionalizaciones), la banca privada ha  reducido sus activos en el país de forma acelerada: del 12% al 7%.
 «La compra de un gran banco por parte del Gobierno no sería una operación muy  complicada. Una parte muy importante del patrimonio de las entidades financieras  pertenece técnicamente al Estado, ya que entre el 30% y el 40% de su cartera de  créditos corresponde a bonos y papeles del Estado», explica José Manuel Puente,  catedrático de la escuela de negocios IESA. «Pero no es factible en los próximos  meses, porque el Gobierno ya ha desembolsado bastante dinero -con la compra de  CANTV y de la mayor empresa de electricidad- y negocia con las petroleras»,  aclara Puente.
 Según Ricardo Sanguino, presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea  Nacional, dentro de la agenda económica del Gobierno no «se encuentra la  nacionalización del sistema financiero, aunque sí una mayor regulación del  sector» en sus comisiones, en las ganancias y en la obligación de aumentar del  31% al 41% la entrega de créditos a sectores como la agricultura, turismo o  construcción y vivienda,
 El nacimiento de un banco socialista mantiene alerta a todos los banqueros  del país, ya que absorbería todos los fondos que el Gobierno bolivariano tiene  depositados en el sector privado, lo que supondría, según algunas fuentes, la  retirada del 30% de los pasivos totales de la banca, unos 6.800 millones de  dólares. «El principal problema de competir contra un banco público es que el  Estado tiene la capacidad de subsidiar, reducir sus márgenes de rentabilidad y  concentrar todos sus activos en una sola entidad», explica Puente.
 La estructura financiera del Gobierno está formada por numerosos entes  estatales, entre los que destacan el Banco Industrial (quinto banco en número de  activos) y el Banfoandes (séptimo). Juntos formarían este megabanco ansiado por  Hugo Chávez. Sin embargo, los expertos siempre han advertido de los problemas  que acarrearía. Un banco se distingue por su capacidad de gestión y eficiencia,  cualidades que más echa en falta Chávez para sus planes socialistas. En  cualquier caso, la adquisición de Banco de Venezuela (SCH) o Banesco supondría  intensificar el control sobre el sistema financiero y la compra de una  plataforma tecnológica moderna y eficiente.
Fuente: Nueva Economía