En El-Nacional de este sábado, que leí en internet al despuntar el alba, Oscar Reyes, quien firma como profesor de filosofía política en la madre Universidad Católica Andrés Bello, resume su participación en un foro "que ha despertado iracundia", junto con los sacerdotes jesuitas González, Trigo y Luis Ugalde (el Rector).
Lo que ha despertado ira (pienso yo) es el enfoque de que "Dios era capitalista"(ese es el título del artículo que publica hoy Reyes en EN).
Leamos:
Para el calvinista, no hay garantía de que serás salvado. No hay soborno posible: yerra el católico al creer que puede negociar a última hora con Dios mediante el arrepentimiento y la extremaunción. No hay intermediario válido: el Dios calvinista es mudo e insondable, no habla a través de los obispos ni de los predicadores y sólo Él sabe, desde siempre, si estás entre los bienaventurados.De acuerdo a ese punto de vista,
Sus teólogos dan cuenta de que en el original griego decía "bienaventurados los humildes" y que los copistas habían traducido "pobres" olvidando que hay pobres soberbios y ricos humildes. Además descubrieron algo que cambió para siempre su destino: Pablo de Tarso había corregido la doctrina al contemplar la miseria comunitaria de los cristianos de Jerusalén añadiendo: "pero para poder repartir, primero tienes que producir".
"...puedo dedicarme a mejorar la obra de Dios sobre la tierra: generaré riqueza, bienestar y seguridad para luego repartirla con mi familia y mi comunidad. Si Dios se apiada de mí, mi fortuna crecerá y ello lo veré como un destino manifiesto. Por eso, al recibir el Oscar como mejor actor, Denzel Washington besó la estatuilla y exclamó: "God is good".
Max Weber propone esta conexión teológico-económica en la ética protestante y el espíritu del capitalismo. Para Benjamín Franklin –uno de los framers de la Constitución de la Unión– la pereza y el gasto descontrolado son pecados.
Conviene a los fines de Dios que el dinero sea bien invertido, que se reproduzca y genere industrias y empleo. El buen cristiano ha de ser austero, disciplinado, responsable, trabajador incansable y ciudadano leal: aborrece la mentira, la corrupción y la lisonja: se realiza en el trabajo, la familia y la comunidad. Deja a sus descendientes lo necesario para una buena vida, pero no tan ricos como para que se conviertan en aristócratas holgazanes. Han de incrementar su fortuna con esfuerzo propio. Son consecuentes, su moneda lleva impresa la fe en el ayuntamiento entre dinero y bondad divina, por eso los dólares dicen "In God we trust" (en Dios confiamos).
En vida, reparten de manera eficiente la mayor parte de su dinero y sus nombres quedan asociados a bibliotecas, hospitales, teatros, a la educación de los ciudadanos, que es lo más importante: Teatro Carnegie Hall, Museo Guggenheim, Universidad John Hopkins.
El último mega-magnate protestante va a repartir en vida la mayor parte de su fortuna y a través de la Fundación Bill & Melinda Gates otorga más dinero que muchos multilaterales para programas de salud en África. Bill Gates puede afirmar con absoluto conocimiento de causa: "God is good... and capitalist".
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