Por Piero Trepiccione
Los gobiernos del mundo tienen un discurso frecuente en torno a la pobreza. Particularmente repetido en la última década y acentuado desde principios de ésta. La lucha contra este fenómeno social se ha convertido en una especie de “ritornelo” que se enseña a cada presidente al momento de asumir sus funciones como el camino discursivo a seguir. No obstante, los indicadores de desarrollo humano cada vez dibujan un panorama más patético sobre las condiciones de vida de millones de seres humanos que no tienen acceso a servicios públicos decentes.
"... no puede ser derrotada la pobreza por quien sólo tiene un interés parcial de la realidad circundante. No es ético manejar el combate a la pobreza como fenómeno social sólo en un nivel discursivo y de vedette, que ocasiona una expectativa creciente que día a día se desvanece y genera nuevas frustraciones… allí está un peligro latente que está deteriorando la gobernabilidad en muchos lugares del mundo. Cuidado con las reacciones en cadena".
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