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Stephen Schwarzman, que mide apenas 1,70 metros de estatura, se considera un "hombre pequeño" que se las arregla para ganar.
Cuando el presidente ejecutivo del grupo de capital privado Blackstone Group se predispone a comprar una empresa, quiere "ocasionar dolor" y "rematar" a sus rivales.
Blackstone contempla salir a bolsa este mes. Si alguna vez hubo alguna duda sobre lo que los inversionistas estarían comprando, un documento enviado a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) la aclaró: Schwarzman domina la firma de principio a fin.
Con esta operación, podría embolsar hasta US$ 677,2 millones y retendría una participación de 23% en Blackstone, la cual probablemente tendrá un valor en torno a los US$ 7500 millones.
Invertir en Blackstone significa, en buena medida, invertir en el propio Schwarzman, su exitoso historial de negocios, su enorme ambición y su desmesurado ego.
Al contrario de lo que ocurre con las empresas que cotizan en bolsa, las firmas de capital privado dependen de sus fundadores y Schwarzman ha dejado en claro que es el único capitán del barco.
En una serie de entrevistas realizadas este año, Schwarzman señala que considera cada acuerdo como una pelea a muerte. El mensaje que quiere comunicar al mercado es que Blackstone obtendrá lo que quiere al precio que quiera pagar.
Schwarzman prefiere que las batallas concluyan rápidamente. "Quiero una guerra, no una serie de escaramuzas", dice sobre su filosofía. "Siempre pienso sobre lo que acabará con el otro postor."
"No llegué a ser tan exitoso dejando que la gente me cause heridas a mí o a Blackstone", señala Schwarzman. "No tengo la capacidad de golpear primero. Nunca soy el primero en entrar a una batalla. Pero nunca retrocedo."
Schwarzman no quiso hacer referencias concretas a los negocios de Blackstone. Las normas de la SEC prohiben hablar del negocio en detalles antes de una salida a bolsa.
Schwarzman es uno de los pioneros de la industria de capital privado, la cual está en pleno un auge. Firmas como Blackstone y Kohlberg Kravis Roberts & Co. recaudan fondos de grandes inversionistas, asumen un alto endeudamiento para comprar grandes compañías, abiertas en bolsa o cerradas, reestructurarlas fuera de la bolsa y luego venderlas a una ganancia.Últimamente han estado en racha.
Las firmas de capital privado representan más de la tercera parte de toda la actividad de fusiones y adquisiciones en EE.UU. este año. Blackstone administra US$ 88.000 millones en activos, convirtiéndola en la mayor firma de capital privado.
Durante años, las firmas de adquisiciones han operado sin el escrutinio de las bolsas. Pero la oferta inicial de acciones de Blackstone y la oferta pública de KKR el año pasado en Europa, indican que la industria está expandiéndose más allá de su grupo básico de inversionistas institucionales en busca de fuentes de capital más permanentes.
Schwarzman ha dicho que "el hombre pequeño ha descifrado el código para ser una empresa de capital cerrado disfrazada con el ropaje de una compañía que cotiza en bolsa", según la versión de un ex socio.
Después de colocar en la bolsa un 10% de la firma, una operación que podría recaudar cerca de US$ 4600 millones, Schwarzman tiene la intención de gestionar su firma sin tener en cuenta las restricciones tradicionales impuestas por las prácticas de gobierno corporativo, como contar con una mayoría de directores independientes, según documentos enviados a los posibles inversionistas.
Mientras evaluaba la salida a bolsa de su firma, Schwarzman le dijo a su familia que ganarían mucha plata pero que estarían bajo el escrutinio del público, cuenta su madre, Arline. Un miembro de la familia preguntó si (la familia) necesitaba más dinero. Arline dice que lo interrumpió: "No entiendes lo que lo impulsa. El dinero es la vara con la cual se mide".
Blackstone ha protagonizado una ola de adquisiciones, algunas de las cuales han causado estragos a ambos lados del Océano Atlántico, como las compras de Equity Office Properties y Celanese Corp. En una industria reacia a la competencia directa entre firmas rivales, Schwarzman no muestra contemplaciones cuando una firma rival se interesa en la misma empresa que él.
A mediados del año pasado, cuando Blackstone estaba cerca de cerrar la adquisición de Freescale Semiconductor, un grupo rival liderado por KKR indicó que haría una contraoferta, según muestran los documentos reguladores. Schwarzman, a sabiendas que tenía la ventaja de contar con una propuesta sobre la mesa, aumentó su oferta inmediatamente en US$ 800 millones y presionó a la junta directiva de Freescale al decir a sus directores que tenían 24 horas para tomar una decisión o retiraría su oferta, según indican los documentos. Blackstone ganó la subasta acordando pagar US$ 17.600 millones, incluyendo la asunción de deuda.
El año pasado, KKR sacó a bolsa un fondo de US$ 5000 millones en Europa, dando a los inversionistas una participación en algunos acuerdos de KKR. Schwarzman dijo a los asociados que estaba molesto porque KKR se había adelantado a Blackstone en cotizar en bolsa. El dice que en aquel momento estaba decidido a ser el primero en salir a bolsa en EE.UU.
La salida a bolsa de Blackstone y los grandes pagos que se prevén para Schwarzman y algunos de sus colegas, han provocado las quejas de rivales que dicen temer la atención no deseada hacia los grandes ejecutivos en el negocio de las adquisiciones.
En una conferencia realizada en enero, Schwarzman insistió que merece cada centavo que ha ganado en Blackstone. A juzgar por el lujo de su fiesta de cumpleaños, no parece demasiado preocupado por parecer ostentoso. En ella actuaron varios artistas famosos, entre ellos los cantantes Rod Stewart y Patti Labelle. Entre los asistentes se encontraban Colin Powell y el alcalde de Nueva York Michael Bloomberg. El menú ofrecía langosta, salmón de Alaska y un Louis Jadot Chassagne Montrachet de 2004, entre otros buenos vinos.
Por Henny Sender
y Monica Langley
LA NACIÓN
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